miércoles, 25 de enero de 2012

Discurso de Stalin sobre el peligro derechista en el Partido bolchevique (primera parte)

SOBRE EL PELIGRO DE DERECHA EN EL P.C.(b) DE LA U.R.S.S.

Discurso en el Pleno del Comité de Moscú y de la Comisión de Control de Moscú del P.C.(b) de la U.R.S.S.

19 de octubre de 1928.

      Creo, camaradas, que es necesario, ante todo, dejar a un lado las pequeñeces, las cuestiones personales, etc., para resolver el problema que nos interesa, que es el de la desviación de derecha.

      ¿Existe en nuestro Partido un peligro de derecha, un peligro oportunista? ¿Existen condiciones objetivas favorables para este peligro? ¿Cómo se debe luchar contra él? Esas son las cuestiones que hoy se nos plantean.

      Pero no resolveremos el problema de la desviación de derecha si no dejamos a un lado todas las pequeñeces y todos los elementos extraños que lo envuelven y nos impiden comprender su esencia.

      No tiene razón Zapolski cuando cree que el problema de la desviación de derecha es un problema accidental. Zapolski afirma que el problema todo no es una desviación de derecha, sino chismes, intrigas personales, etc. Admitamos por un instante que aquí, como en toda lucha, desempeñen cierto papel los chismes y las intrigas personales. Pero explicarlo todo  como efecto de chismes y no ver detrás de éstos el fondo del problema, es apartarse del camino acertado, del camino marxista.

      No es posible que una organización tan grande, tan vieja, tan unida como lo es, sin duda, la organización de Moscú, pueda verse sacudida de arriba abajo y puesta en movimiento por unos cuantos chismosos o intrigantes. No, camaradas, tales milagros no suelen darse bajo la capa del cielo.

      Y no hablo ya de que no se puede apreciar tan a la ligera la fuerza y el poder de la organización de Moscú. Es evidente que aquí han actuado causas más profundas, que no tienen nada que ver ni con los chismes ni con las intrigas.

      Tampoco tiene razón Fruntov, quien, aun reconociendo la existencia del peligro de derecha, no lo considera digno de que se ocupen a fondo de él gentes sensatas y serias. Según él, el problema de la desviación de derecha es un asunto propio de charlatanes y no de gente seria.

      Comprendo perfectamente a Fruntov, pues está tan absorbido por el trabajo práctico cotidiano, que no tiene tiempo de pararse a pensar en las perspectivas de nuestro desarrollo. Pero esto no quiere decir que debamos erigir en dogma de nuestro trabajo de edificación el practicismo estrecho de algunos militantes del Partido.

      El practicismo sano es buena cosa, pero si pierde de vista las perspectivas del trabajo y no supedita su labor a la línea fundamental del Partido, se convierte en un estorbo. Y sin embargo, no es difícil comprender que el problema de la desviación derechista es el problema de la línea fundamental de nuestro Partido, el problema de saber si es acertada o errónea la perspectiva de desarrollo trazada por nuestro Partido en su XV Congreso.

      Tampoco tienen razón los camaradas que, al enjuiciar el problema de la desviación de derecha, lo centran todo en la  cuestión de las personas que la encarnan. Señaladnos, dicen estos camaradas, a los derechistas o a los conciliadores, decidnos quiénes son, para que podamos ajustarles las cuentas.

      Este planteamiento del problema es equivocado. Naturalmente, las personas desempeñan cierto papel. Pero de lo que se trata aquí no es de las personas, sino de las condiciones, de la situación que engendra el peligro de derecha en el Partido.

      Se puede apartar a las personas, pero esto no quiere decir que, con ello, hayamos arrancado las raíces del peligro derechista en nuestro Partido. Por eso, la cuestión de las personas no resuelve el problema, aunque tiene un interés indudable.

      No puede por menos de recordarse, a propósito de esto, un episodio ocurrido en Odesa hacia fines de 1919 y comienzos de 1920, cuando nuestras tropas, después de arrojar a los denikinistas de Ucrania, estaban aniquilando a los últimos restos de las tropas de Denikin en la zona de Odesa.

      Una parte de los combatientes del Ejército Rojo se dedicaron a buscar en Odesa furiosamente a la Entente, convencidos de que, si daban con ella, se acabaría la guerra. (HiIaridad general.) Cabe suponer que los combatientes del Ejército Rojo podrían haber cazado en Odesa a algún representante de la Entente, pero con ello no se habría resuelto, claro está, el problema de la Entente, ya que las raíces de ésta no estaban en Odesa, aunque esa zona fuese el último territorio ocupado por las tropas de Denikin, sino en el capitalismo mundial.

      Lo mismo puede decirse de algunos de nuestros camaradas, que centran el problema de la desviación de derecha en las personas que encarnan esta desviación y olvidan las condiciones que la engendran.

      Por eso, lo primero que tenemos que esclarecer aquí son las condiciones que han originado la desviación de derecha, así  como la desviación de "izquierda" (trotskista) respecto de la línea leninista.


1 comentario:

Equipo de Bitácora (M-L) dijo...

Excelentes recopilaciones de Marxismo-Leninismo hacéis en este blog, enhorabuena de verdad.