Es esta una fecha en la que se nos cuenta (como historia lejana y casi anecdótica) el motivo por el cual celebramos el 1º de mayo, es decir, el asesinato de los obreros juzgados por defender en Chicago la jornada de 8 horas, acaecido en 1886. De ahí en adelante, la clase obrera ha ido celebrando este día y paulatinamente ha ido perdiendo su esencia, su espíritu.
Si bien en la mal llamada Transición la radicalidad y consecuencia de la lucha obrera le hicieron mejorar sus condiciones, en una época de batalla constante que se prolongó más o menos hasta finales de los años 80. Sin embargo a partir de entonces (fruto de la labor del revisionismo y traición de los sindicatos vende-obreros) se ha ido debilitando el cauce de luchas populares garantes de dichas mejoras.
¿Lo ha ido haciendo acaso por la mejora de sus condiciones materiales o adquisitivas? ¿O acaso por el mejoramiento de las condiciones laborales? ¿O si quiera por la promesa de una mayor notoriedad de la clase obrera en la vida política del país?
Pues no. Por nada de eso. Lo ha ido haciendo por la lenta pero progresiva desconcienciación de dicha clase, y por la perversión que los sindicatos amarillos hacen de esta fecha, tornándola en comparsa cuasi festiva en la que además de reclamar unas mejoras ambiguas y que se sabe de entrada que no se van a conseguir, sin embargo lo que sí que consiguen es la desmoralización de las clases populares y que cunda el desánimo.
No tenemos más que ver lo que los sindicatos reclamaban y por lo que hacían la última huelga general: no exijían ya el cese de la reforma laboral, ¡sino que ésta se negociara con ellos! ¡Más claro agua!
En esta fecha, fecha que no ha perdido un ápice de legitimidad y simbolismo, gar kolektiboa llama a las masas a participar en las movilizaciones no para extender el mensaje de los vende-obreros, sino para decirles todo lo contrario:
que esta fecha no es sino un día tan adecuado como cualquier otro para que sepan que tenemos tantos motivos como hace cien años para protestar, que no nos adormecen con cuatro productos de cuya hipotética necesidad nos ha convencido la televisión, que con las reformas que vienen va a ser más necesaria que nunca la radicalidad, y que no está en manos de los políticos integrados en el sistema nuestra solución, sino en las manos de la propia clase obrera y de su vanguardia.
No va a ser sino mediante la lucha radical y consecuente como vamos a obtener mejoras objetivas. Y bien lo saben los represores y sus mandos políticos, como lo ponen de manifiesto actitudes tales como el endurecimiento de las condiciones de la clase obrera, o las últimas reformas del código penal, para que sean consideradas como delito ya no la resistencia consecuente, sino actitudes tales como la resistencia pasiva, ¡o el convocar manifestaciones y protestas por internet!
¿Por qué esta fascistización sin complejos? Porque vienen tiempos difíciles, y nos quieren imponer el silencio a través del miedo. Porque están endureciendo las condiciones materiales y laborales para las clases populares, y más que las van a endurecer.
Por lo tanto, en esta tendencia de fascistización galopante, se hace más necesaria que nunca la protesta, la radicalidad, y también la solidaridad, ya que cada vez la represión abarcará a una mayor diversidad de colectivos, incluso a los que hasta ahora se les dejaba campar a sus anchas por no representar peligro para el sistema.
¡Honor y gloria a los caídos
de Chicago!
Gora Maiatzaren Lehena!
Gora langile borroka!
gar kolektiboa
(en la imagen, cartel enviado por Errotik)
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