Octubre
de 1996.
Queridos
camaradas:
Acabamos
de recibir vuestro informe nº 5. Días atrás nos entregaron también
el "Dossier" con el "Temario", los informes y las
"Actas".
Todo
este material es
de un valor excepcional y lo vamos a exprimir hasta la última letra.
Destacamos el "Temario" y las consideraciones y comentarios
de las mozas. Dos buenos trabajos.
No
encontramos nada esencial en todos esos documentos que habéis
elaborado que no suscribamos. Las coincidencias en el análisis de la
situación y las apreciaciones sobre
el proceso que ahora se inicia, dejando aparte algunos detalles que
luego veremos, son absolutas. Dad por sentado que estamos
completamente de acuerdo en
todo aquello que no mencionamos.
Nuestra
preocupación está centrada ahora mismo en el "día después".
Sobre este particular ya estamos haciendo algunos planes que luego
también os expondremos a
fin de que podáis situaros en la "línea de salida".
Vuestros
últimos informes nos van convenciendo de que la cosa va en serio. No
se nos pasa por alto la importancia que reviste el punto referente a
la "solicitud" de
las negociaciones, y desde luego compartimos enteramente vuestra
opinión sobre el "fondo" que encierra dicho asunto. No
obstante, y dado que se trata de alcanzar un acuerdo aceptable para
ambas partes, pensamos que tendríamos que sacar la discusión del
terreno en que parece estancada. Se trataría de buscar
una fórmula en la que se expresara el interés mutuo.
Ha
sido en el proceso de la lucha donde se han ido creando las
condiciones favorables, lo que finalmente
se ha concretado en el inicio de las negociaciones. Es evidente que
por nuestra parte siempre ha existido un interés por resolver
"pacíficamente" los
problemas, y así lo hemos declarado en diversas ocasiones.
Sucedía,
sin embargo, que ellos no estaban por la labor, por la sencilla razón
de que tenían planeado
acabar con nosotros o hacer que nos "rindiéramos". De
manera que han tenido que ser nuestra firmeza y sus fracasos (la
crisis) los que finalmente les
han convencido de la necesidad de negociar.
Es
así como se ha creado finalmente ese "interés" que antes
no existía por su parte. Luego, han sido ellos, inducidos
por, digamos, las "nuevas circunstancias", los que han
tenido que aceptar lo que no querían.
Ciertamente,
tienen razón cuando afirman que fuimos nosotros
los primeros que llamamos a la puerta. La propuesta de los "cinco
puntos" y la "tregua unilateral" anterior al triunfo
felipista, ¿qué fueron, sino
una llamada a la negociación?
Este
reconocimiento no nos debilita en absoluto, sino que, por el
contrario, confirma nuestra voluntad e interés por servir
a las masas y a la causa democrática, o sea, que no somos tan
"terroristas" ni tan "sectarios" y siempre hemos
tenido razón. Pero ellos se negaron en
redondo a reconocerla, y se negaron porque no querían hacer ninguna
concesión.
De
manera que su cambio actual de posición responde al cambio de
situación que
se ha creado mediante la lucha; no a nuestra "entrega",
sino a su derrota. Nosotros no hemos cambiado nada ni lo vamos a
cambiar; son ellos los que finalmente
han comprendido que tienen que cambiar "algo". Así que
durante un tiempo han estado picoteando, hasta que finalmente
hicieron, durante la última huelga
de hambre y a través del Beltranejo, la invitación formal de
establecer negociaciones. Proponían entrevistarse con Arenas. A esto
les respondimos que juntaran en una cárcel a los tres "halcones"
de los GRAPO y que fueran a hablar con ellos. Y así lo han hecho. La
cosa, pues, no puede estar más clara.
Ahora
resulta que tienen mucha prisa por resolver el problema y quieren que
seamos nosotros los que carguemos con la "petición" para
camuflar su derrota y
presentar las cosas como si hubiéramos sido nosotros, y no ellos,
los que han "recapacitado". Pero el interés es mutuo, si
bien por muy distintos motivos.
¿Cuántas
víctimas y cuántos sufrimientos se podrían haber evitado si
hubieran atendido antes a nuestras exigencias? Esto es algo que
debemos cargar también a
su cuenta.
Pensamos
que debería prepararse ya el "Comunicado final", aportando
pruebas de cómo se ha desarrollado todo desde el principio
(entrevistas con
el Beltranejo, Fax, etc.). Por lo demás, es casi seguro que nuestra
versión no va a tener mucha difusión en los medios, pero contra eso
poco podemos hacer,
excepto denunciarlos e implicar al mayor número de "personalidades"
en el proceso. La táctica de esta gentuza va a ser presentar su
derrota como un
triunfo; es decir, harán todo lo posible por presentarnos, si no
como arrepentidos (eso ya no colaría a estas alturas), sí como
gente que ha "recapacitado" y se ha planteado que en su
"democracia" hay lugar para todos. Difícilmente vamos a
poder parar esa avalancha de mierda más allá de nuestro entorno;
tendrá que ser después, cuando tengamos más posibilidades de
llegar a la gente abiertamente, cuando quede claro que no nos han
"comprado", será entonces cuando podremos demostrar que
seguimos luchando por los mismos objetivos que antes.
En
fin, hay que darles en los morros cuando dicen que pueden solucionar
su crisis a la manera italiana, aclarándoles que no podrán hacerlo
porque las causas que
la han originado son diferentes; allí no existe un movimiento de
resistencia organizado que ha vencido en la guerra sucia llevada
contra él. En Italia la
corrupción ha hecho tambalear al Estado, en cambio, en nuestro
paisito, esa misma corrupción está estrechamente ligada a la guerra
sucia y al terrorismo de
Estado ¡Ya quisieran ellos poder despachar la crisis sentando en el
banquillo a unos cuantos "corruptos"!
Nos
parece justa y necesaria la exigencia de que, al tiempo que llevan a
cabo la reunificación parcial, liberen a Juan Manuel y a Mila y qué
duda cabe que tenéis
razón en lo que apuntáis respecto a que ésta es una "carta"
que se están reservando; no obstante, consideramos que, una vez que
han accedido a cumplir las
otras condiciones previas, ese asunto pierde la importancia que antes
tenía, pues, de hecho, con el reagrupamiento se da pie a lo más
importante, aparte de
que en esas medidas va incluido lo anterior. Claro que esta
flexibilidad que estamos demostrando habrá que hacérsela pagar de
alguna forma; tenemos que exigirles que correspondan por su parte con
algún "detalle" (no podemos ser tan flexibles que se nos
acabe rompiendo el espinazo).
El
tema de las garantías es el más negociable. Es decir, que por
nuestra parte tendremos que ir a la baja, pero, como vosotros decís,
será necesario también aquí
establecer una "línea de repliegue".
Es
claro a todas luces que el régimen no va a darnos las garantías que
pedimos, por la sencilla razón de que no
puede hacerlo, ya que eso supondría renegar de su origen y de su
propia historia y hacerse el harakiri.
Va
a ser, precisamente, esa falta de garantías lo
que nos permita a nosotros seguir denunciándolos como lo que son.
¿Qué garantías tenemos de que la actividad del Partido va a ser
tolerada si siguen en
pie las mismas leyes, tribunales y fuerzas represivas? Tendremos que
ser nosotros, junto a las masas, los que nos dotemos de esas
garantías:
no
renunciando a
ninguno de nuestros principios, preservando el aparato clandestino
del Partido, guardando la pólvora en lugar seco y acumulando
fuerzas.
Podemos,
pues, aceptar
que no nos ofrezcan las garantías que pedimos, ya que insistir en
ellas podría inducir a confusión, a inculcar en la gente la idea
oportunista de
que el régimen podría ser algo distinto a lo que es, pero para
nosotros tiene carácter de principio dejar clara constancia del
derecho a la resistencia de
manera que, aunque no lo reconozcan, nosotros siempre lo
proclamaremos y haremos uso de él en cuanto suelten de nuevo a los
perros.
En
cierta medida, insistimos en que es mejor que no reconozcan ese
derecho, así no nos sentiremos obligados a tener que reconocer que
se han convertido milagrosamente
a la democracia. Esto supone también que las espadas siguen en alto,
y que, si al final alcanzamos un acuerdo (y debemos hacer todo lo
posible para
lograrlo), ese acuerdo no pasará de ser una tregua, lo que
confirmaría, una vez más, nuestras previsiones. Por descontado que
nosotros respetaremos los
términos de ese acuerdo y que haremos lo posible por prolongar la
tregua alcanzada; es decir, no seremos los primeros en apretar el
gatillo, pero de la misma manera debemos dejar bien sentado que si
nos atacan, si nos reprimen de nuevo o tratan de evitar de ese modo
que ganemos a las masas para el triunfo de nuestras ideas, nos
defenderemos. Este es el verdadero sentido de las "garantías",
la "línea de repliegue", a la que no podemos renunciar, ya
que eso equivaldría a desarmarnos en todos los terrenos y a dejarles
a ellos libres las manos para actuar contra el Partido y contra el
movimiento popular.
De
las "reparaciones" no es mucho, a decir verdad, lo que
podemos esperar, pero no por este motivo vamos a dejar de exigirlas.
En este capítulo ellos pueden ser
mucho más "flexibles" y "generosos". Eso sí, no
debemos admitir ninguno de los chanchullos que nos proponen. No vamos
a convertirnos, ni siquiera en apariencia,
en una agencia del Gobierno, y, como no nos vamos a dedicar a la
mendicidad después de que nos han tenido 20 años machacados en las
cárceles, con
las familias abandonadas a la mano de dios y aquejados de todo tipo
de dolencias y enfermedades, tendrán que reparar esos daños o
afrontar las consecuencias.
Esa
reparación sería importante para nosotros, sobre todo, porque
supondría un "reconocimiento" por su parte, aunque
vergonzante, de las fechorías que han cometido. Por esta razón
debemos pelear para conseguirlas, porque, por lo demás, ya sabríamos
buscarnos la vida, no hay que apurarse.
El
problema que tenemos por delante, el más inmediato, consiste en la
coordinación de todo este fregado. Comprenderéis que hay cosas que
nosotros no podemos hacer,
de manera que habrá que continuar como hasta ahora e incluso
"profundizar" aún más en el tema de vuestra
representación e interlocución. En realidad no
tenemos otra ni podría ser mejor. Tenéis nuestro respaldo, aunque
no coincidamos en algún detalle, lo que no debe preocuparos
excesivamente. Se ha llegado a
una situación en que ya sólo nos cabe decir: ¡P'alante! Desde
luego, no nos pasan desapercibidos los riesgos que entraña este
proceso, pero más que esos riesgos inevitables, lo que debe
preocuparnos es el "miedo" a lo desconocido, la reserva a
afrontar con decisión y espíritu abierto esta nueva etapa que se
abre ante nosotros. Así que, una vez más, ¡P'alante! (aparte de
que lo estáis haciendo muy bien, con verdadera profesionalidad).
Sólo
os recomendamos que atéis muy corto todo lo relacionado con la
"publicidad". Esta gente nos va a hacer alguna guarrada por
ahí, y debemos estar prevenidos y
preparados para contrarrestarla. De momento estamos haciendo un
"dossier" especial con los materiales que nos habéis
enviado. Pensamos incluir parte de
la correspondencia que estamos manteniendo sobre este asunto.
Necesitamos conocer vuestra opinión sobre este proyecto, no sea que
exista algún inconveniente.
Lo
habrá seguramente en lo que se refiere al momento de su publicación,
ya que, en cualquier caso, no nos vamos a morder la lengua. Por eso
sería conveniente que
nos pusiéramos de acuerdo en el criterio a seguir:
proponemos
que vosotros os encarguéis de las cuestiones más inmediatas (una
respuesta, un comunicado, etc.),
puesto que disponéis de la información más fresca y completa. Por
nuestra parte nos encargamos del dossier y demás materiales de
"peso", para los que
se requiere más tiempo o más "maduración".
Otra
cuestión son los comunicados o documentos que salgan de las
negociaciones, porque esos papeles no sólo habrá
que sopesarlos, sino también "fecharlos". En esto nosotros
nos atendríamos a lo que nos indiquéis. ¿Estáis de acuerdo?
Nuestra
atención está centrada ahora mismo en "el día después",
en la salida del túnel. Que va a ser una victoria en toda línea (el
hecho de que se hayan avenido
a negociar y lo reconozcan públicamente ya lo es por sí mismo) no
cabe ni discutirlo. Los hechos cantan, sin que tengamos que
esforzarnos en explicarlo.
No
obstante, no se puede descartar que más de un despistado lo
interprete como una "derrota" o una "renuncia"
por nuestra parte a proseguir la línea que hemos
proclamado y aplicado casi al pie de la letra durante más de 20 años
cuando, en realidad, esta negociación y sus resultados más
inmediatos, suponen la
realización de esa línea.
Ese
es el fruto de la lucha, del esfuerzo y los incontables sacrificios
que se han hecho durante todos esos años y sitúan al
Partido en las mejores condiciones posibles para proseguir su trabajo
entre las masas y fortalecerse.
No
hace falta repetir que ha sido el régimen el que ha perdido la
batalla (y es la segunda que le hemos ganado en los últimos
veintitantos años). Cierto que
no es la decisiva, pero sí una de las más importantes, pues queda,
a pesar de la "negociación", bastante tocado de sus dos
alas, tanto de la "izquierda" como
de la derecha. Esto también nos favorece para seguir avanzando de
forma acelerada. Ahora se trata de recoger los frutos de esa
victoria.
Para
ello tenemos que hacer un nuevo plan de trabajo que nos permita
desplegar nuestras fuerzas en toda la extensión del frente político,
ideológico, cultural y organizativo. La actividad militar, de
llegarse a un acuerdo, cosa de la que ya no dudamos, quedará
suspendida.
De
todo esto ya habrá ocasión de hablar con toda la extensión que el
tema merece. De momento, no debéis preocuparos excesivamente de este
aspecto que configura la nueva situación. Ya os iremos informando
y os daremos instrucciones sobre el nuevo "destino" de cada
uno a medida que vayáis apareciendo y os sacudáis el polvo del
encierro.
No
obstante, para
que tengáis una idea siquiera aproximada de hacia dónde vamos a
encaminar los primeros pasos, expondremos a continuación un esquema
general (¡cuidaros de
los esquemas!):
Al
desplegar nuestras fuerzas, debemos perseguir, como principales
objetivos de esta nueva etapa, ir a las masas para apoyarlas en sus
luchas diarias, ayudarlas
en sus problemas y fortalecer dentro de ellas al Partido.
Una
parte del aparato del Partido deberá seguir en la clande, pues no
existen "garantías" de que el régimen no vuelva otra vez,
de aquí a un tiempo, a las
andadas.
Los
camaradas que vayan saliendo de la cárcel, unos deberán
incorporarse a sus naciones y localidades de origen para fortalecer,
o en su defecto reconstituir en
ellas, las organizaciones del Partido. Otros tendrán que dedicarse a
las labores de propaganda. Con los demás reforzaremos la dirección,
debiéndose constituir una comisión para el trabajo en las
organizaciones de masas.
Resistencia
pasará a ser elaborado y editado en el interior con el mismo u otro
formato y una periodicidad mensual y, si es posible, en cuanto se
pueda, quincenal. Para ello deberá constituirse un comité
responsable. En el exterior editaremos una revista "teórica"
que podrá ver la luz cada tres o cuatro meses.
Celebración
en el plazo más breve posible de un pleno del Comité Central. El
Pleno convocará el IV Congreso del Partido y relanzará la campaña
preparatoria del mismo.
Como
podréis comprender, trabajo no os va a faltar a ninguno. De modo que
ya podéis ir preparando el cuerpecito para lo que os espera.
Nosotros, naturalmente, tenemos
proyectado hacer un viaje a la India, en plan "sabático"
total. ¿Qué os parece?
Un
abrazo y ¡P’alante!
El
Comité Central del PCE(r)