Smith versus Marx sobre el trabajo que produce servicios
Adam Smith respondió que no, porque no se produce ninguna
mercancía tangible. El producto de la cantante de ópera, señaló Smith,
desaparece tan pronto como se realiza. Smith argumentó que dado que no se
produjo ningún producto material, tampoco se produjo plusvalía, para usar la
terminología de Marx.
Marx no estuvo de acuerdo con Smith en este punto. Es cierto
que el trabajo de la cantante de ópera no es productivo desde el punto de vista
de los miembros de la audiencia que pagan por escuchar la
interpretación. Para ellos, el trabajo de la cantante no es más productivo de
lo que sería si ellos mismos la contrataran para que interpretara personalmente
para ellos.
Sin embargo, según Marx, desde el punto de vista del
dueño del teatro que contrata la fuerza de trabajo de la cantante, el
trabajo de la cantante es trabajo productivo [1]. La cantante no sólo produce
valor, también produce plusvalía para el dueño del teatro, si asumimos
que se le paga el valor de su fuerza de trabajo. Por lo tanto, desde el punto
de vista capitalista, y eso es lo que interesa aquí, la mano de obra de la cantante
es trabajo productivo.
De acuerdo con Marx, no hay ninguna diferenciaen cuanto
a que la producción de la plusvalía creada por la fuerza de trabajo
de la cantante –vibraciones en los gases que conforman el aire del teatro,
percibidos por el oído y el cerebro humanos como música– sólo dure un
instante.
Ahora, teniendo en mente la crítica de Marx a Adam Smith,
vamos a examinar algunos de los ejemplos de Mike, a la luz de la distinción que
hace Marx entre trabajo productivo e improductivo.
Los trabajadores de la industria nacionalizada
“Si una industria (donde los obreros producen mercancías y
plusvalía, como la industria del carbón) es nacionalizada”, comenta Mike,
“entonces seguramente seguirán produciéndolas”.
Esta afirmación es cierta. Si el Estado se hace cargo de una
industria rentable, como la industria minera, el Estado actuará como un
capitalista industrial colectivo. Les comprará su fuerza de trabajo y
utilizará la fuerza de trabajo comprada para producir plusvalía.
Sin embargo, por regla general, el Estado capitalista no se
hace cargo de las industrias rentables. Como es el Estado de la clase
capitalista, se esfuerza mucho para evitar competir con los capitalistas
industriales.
El Estado podría, sin embargo, hacerse cargo de la industria
del carbón si la industria no estuviera produciendo ganancias para sus
propietarios capitalistas. Por ejemplo, el Estado podría hacerse cargo si la
productividad del trabajo en la industria del carbón de una determinada nación
–ya sea debido al agotamiento de las minas de carbón o debido al descubrimiento
de minas de carbón más ricas en el extranjero– es tan baja comparada con el
promedio en el mercado mundial, que una hora de trabajo concreto realizado por
sus mineros del carbón sólo cuenta como una media hora de trabajo abstracto en
el mercado mundial.
Supongamos que en promedio en el mercado mundial, los
mineros del carbón trabajan la mitad del tiempo para sí mismos y la otra mitad
del tiempo para los patrones –una cuota de plusvalía del 100 por ciento.
Mientras que en nuestras minas de carbón no rentables, una hora de
trabajo concreto en promedio representa sólo una media hora de trabajo
abstracto. Esto quiere decir que en términos de trabajo abstracto, los mineros
sólo estarían realizando cuatro horas de trabajo por día.
Dado que suponemos que se les paga el valor total de su
fuerza de trabajo –el carácter improductivo de las minas de carbón no afecta el
valor de la fuerza de trabajo de los obreros que trabajan en ellas–, los
obreros trabajarán para sí mismos toda la jornada laboral. No
realizarán ningún trabajo no retribuido para el patrón. Y pese a que los
obreros producen tanto valores de uso como valores desde la perspectiva de los
dueños de las minas, el trabajo de los obreros de estas minas de carbón es improductivo porque
no producen plusvalía.
Debido a que en el ejemplo anterior, los mineros de carbón
no producen plusvalía, las minas no pueden funcionar como capital. Los
propietarios de la mina al evaluar que no pueden operar comocapitalistas industriales
al explotar estas minas –en tanto se ven obligados a pagar la fuerza de trabajo
de los mineros a su valor–, entonces venden las minas al Estado.
Tal vez el Estado capitalista esté dispuesto a operar las
minas a pérdida o a un nivel de equilibrio. Por ejemplo, el gobierno podría
estar preocupado por lo que pasaría si hubiera un embargo o un bloqueo
energético. Así, el Estado –pero no los capitalistas individuales o
corporativos (colectivos)– podría estar dispuesto a operar las minas en un
nivel de equilibrio o incluso, dentro de ciertos límites, a pérdida total. La
tarea principal del Estado, después de todo, es velar por los intereses
generales de los capitalistas de una determinada nación, en vez de obtener
ganancias y actuar como capitalista industrial por cuenta propia.
El trabajo de las prostitutas
Mike escribe: “El intercambio de un servicio por ingresos
(como la prostitución) no produce plusvalía. Si esa industria se organiza sobre
cauces capitalistas (en burdeles), aún así no produce plusvalía”.
Es cierto que si yo soy “Juan”, el cliente del dueño del
burdel, la prostituta no hará ningún dinero para mí al satisfacer mi necesidad
de gratificación sexual. Desde mi punto de vista, el trabajo de la prostituta
no es un trabajo productivo, porque no produce plusvalía.
Sin embargo, desde el punto de vista del propietario del
burdel, el trabajo de la prostituta es una fuerza de trabajo muy productiva, de
la misma forma en que el trabajo de una cantante es trabajo productivo desde el
punto de vista del dueño del teatro. El hecho de que las cantantes sean muy
admiradas por la sociedad oficial, mientras que la prostitución es condenada
tan universalmente como es practicada, no hace ninguna diferencia en este caso,
en absoluto.
Los trabajadores de la industria de las armas
“La industria de las armas”, Mike continúa, “(aunque
improductiva desde el punto de vista social) sí produce mercancías (y
plusvalía), sea nacionalizada o no”.
En este caso, la nacionalización hace la diferencia. Si
los fabricantes de armas venden armas –mercancías– al Estado y esas
armas tienen valor de uso para el Estado, entonces los obreros que trabajan
para los fabricantes de armas –los capitalistas industriales– son trabajadores
productivos (de plusvalía), no importando si el valor de uso de su trabajo
pueda ser más destructivo para la sociedad que el valor de uso del trabajo de
las prostitutas que he examinado anteriormente.
Pero supongamos que la planta de armas está nacionalizada.
El Estado no puede venderse las armas a sí mismo [3]. En ese caso, el
Estado consume el valor de uso –las armas– que produce para su propio uso,
de la misma forma que cuando yo produzco una silla con mi propio trabajo para
mi propio uso. Ahí no ocurre ningún intercambio. Por lo tanto, no hay forma de
que el trabajo concreto de los obreros empleados en una fábrica estatal de
armas pueda reducirse a trabajo abstracto humano encarnado en las armas. Donde
no hay producción de valor, no puede haber ninguna producción deplusvalía.
Desde el punto de vista capitalista, la producción que se lleva a cabo en una
fábrica estatal de armas es trabajo improductivo.
La única manera en que el trabajo empleado en una planta
estatal de armas pueda ser trabajo productivo, sería si el Estado vende las
armas que produce a otros gobiernos o a otros compradores de armas, obteniendo
una ganancia. En este caso, el Estado estaría actuando como un capitalista
industrial colectivo.
El trabajo de los educadores
“Los servicios de educación y salud son más complicados”,
escribe Mike. “Si se trata de servicios personales (de un tutor o un médico
local trabajando por su cuenta), ellos no producen plusvalía. Y sin embargo,
ellos me hacen capaz de trabajar o más calificado en mi trabajo y por lo tanto
hacen un beneficio indirecto al capital, asumiendo que estoy produciendo
plusvalía. Y supongo que es por eso que el Estado ha entrado en estos roles más
ampliamente en las sociedades capitalistas más avanzadas. Pero no estoy seguro
de que poniendo este trabajo en una escuela u hospital con fines de lucro cree
plusvalía”.
La fuerza de trabajo no es producida de forma capitalista.
Es decir, no es producida por un capitalista industrial explotando trabajo
asalariado con la intención de realizar la plusvalía en forma de dinero, como
ganancia. Pero si el trabajo de educadores contratados por obreros que se están
capacitando aumenta el valor de la fuerza de trabajo de esos obreros, ¿eso no
convierte en capitalistas industriales a los obreros que contratan la fuerza de
trabajo de los educadores?, ¿al menos en cierto grado?
En mi opinión, no. No importa en cuánto aumenta el valor de
la fuerza de trabajo de un obrero; los dueños de la fuerza de trabajo mejorada
aún tienen que vender su fuerza de trabajo a un comprador para vivir. Podemos
estar bastante seguros de que el comprador de esa fuerza de trabajo, la pondrá
a trabajar. Por lo tanto, no importa cuán compleja se hace mi fuerza de
trabajo, todavía tendré que trabajar para vivir. Un verdadero capitalista, por
otra parte, vende mercancías o servicios (producidos por otros) con el fin de
ser capaz de vivir sin trabajar. ¡Esta no es una pequeña diferencia!
Por lo tanto, si soy un obrero capacitándose, no soy un
capitalista industrial. No importa lo mucho que la fuerza de trabajo de los
capacitadores que yo consumo aumente el valor de mi fuerza de trabajo, el
ingreso que recibiré cuando encuentre –y si lo encuentro– un comprador para mi
fuerza de trabajo es un sueldo o salario y no ganancia. Mientras tenga que
vender mi fuerza de trabajo con el fin de obtener los ingresos que necesito
para vivir, no soy un capitalista.
Sin embargo, si contrato la fuerza de trabajo de los
profesores para establecer un negocio con fines de lucro, la fuerza de trabajo
de los profesores que yo contrate –mis trabajadores industriales– será
productiva para mí como capitalista industrial. En este caso, los profesores
realmente producirán plusvalía, por lo que su trabajo será productivo en el
sentido capitalista. El valor de uso de esa fuerza de trabajo, para su
comprador, será la producción de plusvalía.
Trabajadores de la industria de comida rápida
“La industria de comida rápida parece diferente”, escribe
Mike. “Aquí tenemos un servicio (cocción de alimentos) que se transforma en
mercancía (un Big Mac) y una industria que produce plusvalía. Mi sindicato en
Nueva Zelanda organiza esta industria y ciertamente ese parece ser el caso”.
Correcto. Excepto que yo no diría “servicio”. Cocinar los
alimentos produce un bien material. Podríamos muy bien decir también que cierto
servicio se transforma en lingotes de acero, otra mercancía material. Aunque la
industria de comida rápida no es ciertamente “industria pesada”, esto no tiene
nada que ver con si los trabajadores son productivos.
En efecto, al igual que en la industria del acero, estos
trabajadores producen una mercancía muy tangible, un Big Mac. En realidad, los
trabajadores de los restaurantes son verdaderos trabajadores industriales,
trabajando para capitalistas industriales, los dueños de la industria de comida
rápida. Además, aunque como hemos visto anteriormente esto no hace ninguna
diferencia en cuanto a si su trabajo es trabajo productivo, los trabajadores de
comida rápida producen unamercancía material –una comida cocida, tal como
un Big Mac–, ¡aún si el valor de uso pueda ser bastante dudoso en este caso!
Incluso si usamos la definición de Adam Smith de trabajo productivo, opuesta a
la de Marx, los trabajadores que producen los Big Macs son trabajadores
productivos.
A los estadísticos capitalistas les gusta clasificar a los
trabajadores de comida rápida comotrabajadores de servicios. Lo hacen para
hacer parecer que la clase obrera industrial –los trabajadores que producen
plusvalía– se está reduciendo rápidamente en tamaño, si es que no está
desapareciendo por completo. Este es un ejemplo de por qué tenemos que
acercarnos a las estadísticas oficiales económicas emitidas por los gobiernos
capitalistas con la mayor cautela, ya se trate de la definición de una
“recesión” o del número de trabajadores de la industria en un país y en un
momento dados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario