Mensaje a la oligarquía
Camilo Torres Restrepo
(publicado en el periódico Frente Unido, el 9 de diciembre de 1965)
Dirigir un mensaje a los que no quieren ni pueden oír es un deber penoso. Sin embargo, es un deber, y un deber histórico, en el momento que la oligarquía colombiana quiere llegar a hacer culminar su iniquidad en contra de la patria y en contra de los colombianos.
Durante más de 150 años
la casta económica, las pocas familias que tienen casi toda la
riqueza colombiana, ha usurpado el poder político en su propio
provecho. Ha usado todas las
artimañas y trampas para conservar ese poder engañando al pueblo.
Inventaron la división
entre liberales y conservadores. Esta división, que no comprendía
el pueblo, sirvió para sembrar el odio entre los mismos elementos de la clase popular. Esos
odios ancestrales transmitidos de padres a hijos han servido
únicamente a la oligarquía. Mientras los pobres pelean, los ricos gobiernan en su propio
provecho. El pueblo no entendía la política de los ricos, pero toda
la rabia que sentía por no poder comer ni poder estudiar, por sentirse enfermo, sin
casa, sin tierra y sin trabajo, todo ese rencor lo descargaban los
liberales pobres contra los conservadores pobres y los conservadores pobres contra los
liberales pobres. Los oligarcas, los culpables de la mala situación
de los pobres, miraban felices los toros desde la barrera, ganando dinero y dirigiendo el
país. Lo único que dividía a los oligarcas liberales de los
oligarcas conservadores era el problema de la repartición del
presupuesto y de los puestos públicos.
El presupuesto nacional, las rentas públicas, no alcanzaban para
dejar satisfechos a los oligarcas conservadores y liberales reunidos. Por eso peleaban
para llegar al poder; para saldar las cuentas electorales dándole
puestos públicos a los gamonales adictos y repartirse el presupuesto excluyendo totalmente a
los del otro bando político.
Cuarenta años los
liberales no tuvieron puestos y después les sucedió otro tanto a
los conservadores durante 16 años. Las diferencias políticas y
religiosas ya habían cesado. Ya no
se peleaba entre los oligarcas sino por la plata del gobierno y por
los puestos públicos. Mientras tanto, el pueblo se daba cuenta de que su lucha por el
partido liberal o por el partido conservador lo hundía cada vez más
en la miseria. Los ricos no se daban cuenta de que el pueblo estaba harto de ellos.
Cuando apareció Jorge Eliécer Gaitán enarbolando la bandera de la
restauración moral de la República, lo hizo tanto en contra de la oligarquía liberal
como de la conservadora. Por eso las dos oligarquías fueron
antigaitanistas. La oligarquía liberal se volvió gaitanista después
que la oligarquía
conservadora mató a Gaitán en las calles de Bogotá.
Ya iniciada en el camino
de la violencia para conservar el poder, la oligarquía no parará en
el uso de esa violencia. Puso a los campesinos liberales a que se mataran con los
conservadores. Cuando la agresividad, el odio y el rencor de los
pobres se desbordaron en una lucha entre los necesitados de Colombia, la oligarquía se asustó
y propició el golpe militar. El gobierno militar tampoco sirvió en
forma suficientemente eficaz a los intereses de la oligarquía. Entonces el jefe de la
oligarquía liberal, doctor Alberto Lleras Camargo, y el jefe de la
oligarquía conservadora, doctor Laureano Gómez, se reunieron para hacer un examen de
conciencia y se dijeron: "Por estar peleando por el reparto del
presupuesto y del botín burocrático, casi perdemos el poder para la oligarquía. Dejémosnos
de pelear por eso haciendo un contrato, dividiéndonos el país como
quien se divide una hacienda, por mitad, entre las dos oligarquías. La paridad y la
alternación nos permiten un reparto equitativo y así podemos formar
un partido nuevo, el partido de la oligarquía." Así nació el
Frente Nacional como el primer
partido de clase, como el partido de la oligarquía colombiana.
El pueblo vuelve a ser
engañado y concurre a las elecciones a votar el plebiscito, a votar
por Alberto Lleras, por el Frente Nacional. El resultado,
naturalmente, fue peor: ahora era la
oligarquía unida la que gobernaba en contra del pueblo. Por eso todo
lo que esperaban los colombianos salió al contrario. El Frente Nacional ofreció paz y
los campesinos siguen siendo asesinados; se realizaron matanzas
obreras de los azucareros y de Santa Bárbara, se invadieron las universidades y se aumentó
el presupuesto de guerra.
El Frente Nacional dijo
que remediaría la situación financiera, y duplicó la deuda externa
produciendo tres devaluaciones (hasta ahora) y con ellas la miseria del pueblo colombiano por
varias generaciones. El Frente Nacional dijo que haría la reforma
agraria, y no hizo sino dictar una ley que garantiza los intereses de los ricos en contra de
los derechos de los pobres.
Le impuso al país un
candidato inepto para la presidencia de la República. El Frente
Nacional logró la mayor abstención electoral de nuestra historia y ahora, ante su fracaso
total, ¿qué está haciendo la oligarquía?
Vuelve a recurrir a la
violencia. Declara el estado de sitio. Legisla por decreto. Vende el
país a los Estados Unidos. Se reúne en un lujoso hotel y decide sobre el próximo
presidente. Desde los salones resuelven sobre el país entero. Están
completamente ciegos.
Como último grito de
alarma quiero decirles:
Señores oligarcas, el Pueblo ya no les cree nada a ustedes. El Pueblo no quiere votar por ustedes. El Pueblo está harto y desesperado. El Pueblo no quiere ir a las elecciones que ustedes organicen. El Pueblo no quiere a Carlos ni Alberto Lleras ni a ninguno de ustedes. El Pueblo está sufriendo y resuelto a todo. El Pueblo sabe que ustedes también están resueltos a todo. Por eso les pido que sean realistas y que si quieren engañar al Pueblo con nuevas componendas políticas, no vayan a creer que el Pueblo les va a tener fe. Ustedes saben que la lucha irá hasta las últimas consecuencias. La experiencia ha sido tan amarga que el Pueblo ya está decidido a echar el todo por el todo. Desgraciadamente los oligarcas aislados, ciegos y orgullosos parecen no querer darse cuenta de que la revolución de las masas populares colombianas no parará ahora sino hasta lograr la conquista del poder para el Pueblo.
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