21.- La posibilidad de una
intervención extranjera, ¿puede ser motivo para posponer toda lucha
armada en el Uruguay?
Si así fuera, Cuba no
habría hecho su revolución a 90 millas de los EE. UU., ni habría
guerrillas en Bolivia, país que limita con Brasil y Argentina, como nosotros. La intervención
extranjera puede constituir un revés militar inmediato, pero un
avance político que se traduciría en un avance militar con el tiempo. Imagínese la
ciudad de Montevideo ocupada por tropas extranjeras, con su
consiguiente agravio para el sentimiento nacional, molestias para la
población, y frente a ello un grupo
armado revolucionario con buenas bases dentro de la ciudad... podrá
hacerse una idea cabal de lo que significa política y militarmente la tan temida intervención
extranjera.
Además, en todo caso,
nuestra estrategia se inscribe dentro de la estrategia continental de
"crear muchos Vietnam", y los intervencionistas tendrán
profuso trabajo en muchos y
dispersos frentes.
22.- ¿Cómo gravitan los
altos índices de sindicalización en una estrategia revolucionaria?
Los sindicatos, aun con
sus limitaciones actuales, han comprometido y pueden comprometer a la
mayoría de la población trabajadora en una lucha frontal contra el gobierno que
muchas veces ha sido resuelta por éste apelando a las FF. AA. De
existir un grupo armado revolucionario capaz de llevar a etapas superiores la lucha de
clases, podemos tener una lucha en mejores condiciones: con una gran
parte de la población a favor y con los servicios fundamentales del Estado deteriorados.
23.- Nuestra geografía,
¿es completamente adversa para la lucha en la campaña?
No es estrictamente así.
No tenemos lugares inexpugnables como otros países, pero existen
precarios accidentes naturales que permiten refugios transitorios a un grupo armado. El
latifundio es un gran aliado. En zonas de latifundio, es decir, en
2/3 de la superficie del país, los índices de población bajan a 0,6 habitantes por km
cuadrado, lo que facilita el desplazamiento clandestino de un
contingente armado; compárese con el promedio general de Cuba, más de veinte habitantes por
km cuadrado, y aun de las zonas de chacras de nuestro país, como
Canelones y sur de San José, con igual promedio.
Al mismo tiempo, el
latifundio ganadero resuelve el arduo problema logístico de la
alimentación, que en otros lados necesita de una cadena de
abastecimientos lograda con una gran
complicidad de la población.
Por otra parte, las
tremendas condiciones de vida de los asalariados rurales, algunos ya
organizados en sindicatos, han creado un sector espontáneamente rebelde que puede ser muy
útil en la lucha rural. Si nuestra campaña no puede servir para
instalar un foco permanente, por lo menos puede servir para maniobras de dispersión de las
fuerzas represivas.
24.- Y para la lucha
urbana, ¿hay condiciones?
Montevideo es una ciudad
lo suficientemente grande y polarizada por las luchas sociales como
para dar cobijamiento a un vasto contingente de comando en actividad. Constituye un
marco mucho mayor que el que tuvieron otros movimientos
revolucionarios para la lucha urbana. Desde luego, toda organización
que pretenda perdurar en la
lucha urbana debe construir pacientemente sus bases materiales y el
vasto movimiento de apoyo y cobertura que necesita un contingente ar¬mado para operar o
subsistir en la ciudad.
25.- ¿Cómo gravita el
hecho de la existencia de un grupo armado preparado, en un
planteamiento estratégico?
Si no hay un grupo
medianamente preparado, simplemente las coyunturas revolucionarías
se desaprovechan o no se capitalizan para ¡a revolución. Suceden cosas como el "Bogotazo". El grupo armado le da
eficacia y cohesión a la lucha, y la conduce a su destino. Además,
el grupo armado puede contribuir a crear la coyuntura revolucionaria o, para decirlo con
palabras de Raúl Castro, puede ser el pequeño motor que pone en
marcha el gran motor de la revolución. El grupo armado va creando
o ayudando a crear las condiciones subjetivas para la revolución,
desde el mismo momento en que empieza a prepararse, pero sobre todo, desde que comienza a
actuar.
26.- ¿Cuáles serían,
pues, las líneas generales estratégicas para el momento actual?
Crear una fuerza armada
con la mayor premura posible, con capacidad para aprovechar cualquier
coyuntura propicia creada por la crisis u otros factores. Crear conciencia en la
población, a través de acciones del grupo armado u otros medios, de
que sin revolución no habrá cambio. Fortificar los sindicatos y radicalizar sus luchas,
y conectarlas con el movimiento revolucionario.
Echar bases materiales
para poder desarrollar la lucha urbana y la lucha en el campo.
Conectarse con otros
movimientos revolucionarlos de Latinoamérica, para la acción
continental.
27.- ¿Este es un plan de
trabajo, exclusivamente, de su organización?
No. Es para todas las
organizaciones auténticamente revolucionarias y para todos los
individuos que realmente anhelen una revolución.
28.- ¿Considera que todas
estas tareas son igualmente revolucionarias?
Si. Algunos creen que
solamente cuando estamos entrenándonos para combatir o cuando se
entra en acción, estamos haciendo una tarea revolucionaria, pero todas las tareas que
ayuden a un plan estratégico son igual mente importantes para la
revolución.
29.- ¿Me puede poner algún
ejemplo ilustrativo?
El que hace un mandado
para adquirir material necesario para una base de operaciones, el que
recaba finanzas, el que presta su automóvil para las movilizaciones, el que presta su casa,
está corriendo tanto riesgo y a veces más, que el integrante de un
grupo de acción. Debe tenerse en cuenta que la mayoría de los revolucionarios han
ocupado la mayor parte de su tiempo en estas pequeñas cosas
prácticas sin las cuales no hay revolución.
30.- ¿Quiere decir que
una posibilidad estratégica se puede abrir con nuestro esfuerzo
cotidiano?
Sí. Una estrategia para
la revolución depende en parte de las condiciones que podamos crear
con nuestro esfuerzo orientado por un plan para la toma del poder, además de no
perder de vista las condiciones que nos da la realidad.
FUENTE: Revista PUNTO
FINAL, Nº 58
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