Sevilla, 20 de septiembre de 1996.
Queridos camaradas:
Hace
tres días, el 17, tuvimos nuestra cuarta reunión con los
malasombra. Esta fue algo más larga que la anterior: duró 3 horas.
Venían
con la intención de "estar todo el tiempo que fuera necesario",
trajeron 5 botellas de agua (por 1ª vez nos invitan a algo) y
pusieron su teléfono móvil sobre la mesa:
Querían
entrar a fondo en el Temario y parece que tenían previsto consultar
con sus jefes, sobre la marcha, algunos aspectos concretos.
Pero
venían con las manos vacías y sin cumplir con las condiciones
previas: los dos camaradas enfermos siguen dentro y la reagrupación
pedida aún no se ha iniciado, así que de nuevo tuvimos que frenar
sus ímpetus. Eso sí, como parecían dispuestos a hablar, decidimos
que nos hicieran su valoración del Temario ir así pulsando el
ambiente en el que se van a desarrollar las negociaciones.
En
realidad, hasta ahora no conocíamos por su boca el alcance real,
concreto, de
sus intenciones. Ellos sí, pues ya tienen el Temario, por lo que era
especialmente necesario que desembucharan algo, cosa que hicieron.
En
cuanto a las condiciones previas, lo de siempre. Que ellos no han
puesto ninguna y no es pertinente que nosotros lo hagamos, que la
libertad de los dos camaradas presenta dificultades judiciales que no
son insuperables, pero lleva un tiempo resolverlas y que ellos no
pueden perder ese tiempo, que tienen prisa...
A
medida que les presionábamos con la libertad de los dos,
mostrándoles que ese tema no forma parte de las negociaciones, sino
que hace años que deberían estar en la calle, que se hizo una
huelga de hambre y se consiguió el informe favorable de
Instituciones Penitenciarias (lo que obviamente debería conllevar
su salida inmediata) y un montón de razones más, los malasombra
empezaron a cometer patinazos. Les contabilizamos tres:
dijeron
que "a medida que se avance en los acuerdos sobre los puntos del
temario se les pondrá en la calle". Después dijeron que esa
libertad depende de una "decisión de alto nivel"
(inmediatamente matizaron: "decisión de muy alto nivel")
y, el último patinazo: que si les sacaban era ya algo irreversible,
por lo que si posteriormente no se llegaba a una solución en las
negociaciones habrían dado algo por nada.
Aprovechamos
la ocasión para darles el correspondiente tirón de orejas: esas
tres manifestaciones suyas, que son parcialmente ciertas, dejan a la
razón aducida para retrasar la salida de Juan Manuel y Mila (los
problemas judiciales) en lo que es realmente: una excusa para
mantener ellos una carta en la manga
con la que trapichear.
Con
lo cual, nosotros seguimos en nuestro sitio y ellos deben moverse,
tomar esa "decisión de muy alto nivel", poner a los
camaradas en la calle y luego ya hablaremos.
Sentada
ya nuestra posición sobre las condiciones previas, pasaron a exponer
su visión del temario, exposición que se entremezcló con el tema
de a quién benefician más estas negociaciones.Naturalmente,
este tema, que parece un tanto ocioso, tiene su importancia. Es
necesario combatir la idea que ellos quieren meter de matute
permanentemente: son muy generosos y, si nosotros dejamos la caña,
esa generosidad les llevaría incluso a ponernos en la calle.
Así
que les expusimos cómo vemos nosotros su situación, las urgentes
necesidades que tienen en estos momentos (que ya os expusimos en un
informe anterior) y cómo podía derivar la situación en función de
las medidas económicas y sociales que se ven obligados a tomar. Les
hablamos de su crisis y de su profundización previsible.
Gráficamente
les soltamos que tenían a su Estado "hecho una casa de putas",
a lo que asintieron los dos como movidos por un resorte. Claro que no
admitieron la gravedad del momento ni las negras perspectivas que les
anunciábamos. Decían que esto era una crisis "cíclica"
(curioso: emplean términos de economía para
definir el follón político y moral en que están metidos, se ve que
no dominan ninguno de los tres campos), y que la pasarían como la
están pasando en Italia y en otros países.
En
un momento de la discusión, cuando se estaba hablando de lo que
nosotros estábamos dando hasta ahora (nada, según ellos) y lo
"mucho" que ellos estaban haciendo, dijeron que no sabíamos
"el gran calvario que tendrá que pasar el PP para presentar
ante su gente y ante la opinión pública
la firma de los acuerdos a que podamos llegar".
Claro
que este "calvario" no es tan grande; al revés, se
apuntarán un tanto al resolver un problema que UCD y PSOE han dejado
colgando, pero es que, además, el mismo hecho de que el PP afronte
con gallardía ese presuntamente duro calvario ¿qué significa? Pues
sólo una cosa: que necesitan imperiosamente abordarlo y que la
perspectiva del "premio" tras las penalidades del
"calvario" atenúe esas mismas penalidades.
O
sea, les dijimos que si tienen que tragar sapos y culebras, como
ellos dicen, sólo puede ser porque lo necesitan y creen poder
conseguir algo muy necesario e importante para ellos: el Estado y sus
representantes pueden ganar mucho con este negocio, de ahí que lo
hayan buscado y tengan que arrastrar cuantas "penalidades"
y concesiones sean necesarias.
Después
de esta explicación por nuestra parte, no volvieron a repetir lo del
"calvario": se dieron cuenta de que el "argumento"
se volvía en su contra.
Sobre
la cuestión de la actividad legal del Partido dijeron que en nuestro
programa se habla de la necesidad del recurso a la lucha armada. Se
les dijo que para nosotros la cuestión de los métodos de lucha no
es de principio: depende de las condiciones. Sin mencionar el Pleno
del 90, se les dijo lo que allí
se explica sobre la cuestión, es decir, una vez cambien esas
condiciones, un nuevo Congreso se replantearía la cuestión y
adecuaría los métodos de lucha a la nueva situación.
La
clave, pues, está en ese cambio de condiciones, y en nuestro temario
lo que se plantea precisamente son las condiciones en que podría
darse, a partir de la actual situación, ese posible cambio de los
métodos de lucha.
Nosotros
no negociamos para salir a la calle (no lo necesitamos) sino para
crear una situación en la que podamos realizar nuestro trabajo
político sin ser perseguidos por ello.
Sobre
el apartado causas. Dijeron que no era necesario su discusión, que
ésa era nuestra visión de las causas y que ellos tenían otra bien
distinta, por lo que no podríamos ponernos de acuerdo. Cuando todo
esto se haga público, llegaron a decir, habría que presentar ante
la opinión pública "dos papeles", el
suyo y el nuestro, con las dos visiones de ese tema.
Dijeron
que esos papeles no podrían ser consensuados, dada la gran
disparidad de criterios. Les dijimos que en ese caso debían ser
presentados ante los medios "en igualdad de condiciones",
con lo que estuvieron de acuerdo.
Sobre
el apartado garantías. Dijeron que ésa era "la madre del
cordero". Que ellos no podían acceder a lo que pedíamos, pues
eran cosas aprobadas por el parlamento, por los "representantes
del pueblo", y que todo cambio o declaración en el sentido de
lo que nosotros exigimos debía realizarse en ese ámbito.
Que,
por supuesto, como "estamos en una democracia", nosotros
podíamos denunciar ante la opinión todo cuanto quisiéramos,
podríamos "promover iniciativas parlamentarias" para
cambiar leyes y disolver la Audiencia Nacional, que por la vía
pacífica todo era conseguible... (Hasta la independencia de
Catalunya y
Euskadi, llegaron a decir en un impulso democrático irrefrenable).
Sobre
la salida de los presos. Dijeron que habría que estudiar las
"condiciones jurídicas" de cada uno, libertades
condicionales, etc. Que en el caso de los últimos se echaría mano
de los indultos. Por ejemplo, le preguntaron a Kuadra que cuántos
años de condena tenía. Trescientos, les respondió el camarada.
Bien,
dijeron, si en un año se produce tu indulto es un plazo razonable,
¿no?
Sobre
las "reparaciones" a los que vayan saliendo. Manifestaron
que podían tomar la forma de "subvenciones". Por ejemplo,
dijeron, "si montáis una Fundación para vuestras cosas, ya
sabéis, eso del socialismo y demás, el Estado podría
subvencionarla. También una ONG podría ser subvencionada".
No
nos descubren nada nuevo con esto, es sólo una prueba más de cómo
maneja esta gente a esas ONGs y fundaciones que pululan por ahí con
la vitola de independientes.
Pensamos
que esta gente está dispuesta ya a dar la salida en los plazos
marcados en el temario o muy aproximados, y en aceptar nuestra
actividad política en la calle sin mayores exigencias por su parte.
Pero, en la cuestión de "las garantías", creemos que la
cosa está decidida por su parte: no dar nada o muy
poco.
Por
una parte, no quieren que podamos rentabilizar el proceso con
concesiones de ese tipo. Por otra parte, porque la aceptación del
apartado "garantías" les llevaría a poner en solfa al
conjunto del sistema. Pondría al descubierto que la X está muy por
encima del González, que es la cúpula militar y
el propio reyecito quienes iban a salir escaldados.
Están
realmente con problemas, con urgencias y hemos de aprovechar esa
situación para arrancarles el máximo, poniendo todo nuestro "calor"
en la defensa de cada uno de nuestros puntos. Pero es bueno ir
pensando en las "líneas de repliegue", como nosotros las
llamamos, e ir viendo cuáles son los límites mínimos
que nosotros podemos aceptar, una vez visto que la cuestión presos y
la cuestión actividad abierta del Partido parecen alcanzables.
Esperamos
impacientes vuestra opinión al respecto, como imaginaréis. Nosotros
no hacemos otra cosa que darle vueltas al tema recordando nuestras
conversaciones de Herrera y oyendo
a Kuadra contarnos las peripecias de los últimos años.
Un
fuerte abrazo y ¡CUIDAROS!
P.D.:
Hemos conocido el Calendario Obrero y la opinión cuasi unánime es:
¡excelente idea!
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