tomado de Crítica Marxista-Leninista
Los trabajadores de salas de cine
“Otra industria que organizamos son los trabajadores de salas
de cine”, escribe Mike. “Una vez más no hay ningún producto que se venda
directamente. A los clientes se les vende un servicio. Sin embargo, las ventas
de DVD parecen ser ventas de mercancías y productoras de plusvalía. La
dificultad que tenemos aquí es la ‘película’ en sí. El trabajo entra en su
producción, en tanto que la proyección de la película es una forma de venta
poco a poco, de tal manera que con el tiempo los ingresos reflejan su ‘venta’ y
por lo tanto la realización de la plusvalía que contiene”.
Esto involucra realmente
dos cuestiones en la teoría del valor. Una parte de los comentarios de Mike
involucra la cuestión de si los trabajadores de cine son productivos (de
plusvalía). Creo que ya he contestado a esta pregunta cuando tuve que abordar
la crítica de Marx de Adam Smith que incluía la cuestión de si el trabajo de
los cantantes contratados por los propietarios de teatros es productivo.
Mientras que Smith dijo que el trabajo de una cantante no es productivo, Marx
dijo que sí lo era.
Si los empleados de cine son los que preparan las palomitas
de maíz, ellos crean la mercancía material palomitas de maíz, al igual que en
la industria de comida rápida. Pero esto realmente no importa. Los trabajadores
que mantienen y hacen que el teatro funcione, por ejemplo, la limpieza de los
baños, la limpieza al final de la jornada, el manejo del proyector, son
productivos, tanto como la cantante dando una presentación en vivo.
El trabajo de Mike como dirigente sindical es asegurarse de
que los trabajadores de cine, que su sindicato representa, obtengan todo
el valor de su fuerza de trabajo. Tengo serias dudas de que los líderes estén
ofreciendo a los trabajadores que están representados por el sindicato de Mike,
algo más que el valor de su fuerza de trabajo. Los trabajadores necesitan un
sindicato para asegurarse de que obtienen más o menos el valor de su fuerza de
trabajo.
El único ejemplo posible del tipo de trabajadores de cine,
que el sindicato de Mike podría representar, que no sería productivo (de
plusvalía) sería el de vendedores de entradas, ya que su trabajo se ocupa de
que la gente pague por el derecho a consumir los servicios –la proyección de
películas– prestados por la sala de cine. Los vendedores de entradas pertenecen
a lo que Marx llamó el proletariado comercial, mientras que todos los demás
trabajadores de cine pertenecen a lo que Marx llamó proletariado industrial,
los trabajadores que realmente producen la plusvalía.
Pero también en el caso de los vendedores de entradas de
cine, Mike como líder sindical tiene el deber de asegurarse de que también se
les pague el valor total de su fuerza de trabajo, incluso si el valor de uso de
su fuerza de trabajo para sus explotadores capitalistas no sea la producción de
plusvalía.
Los productos digitales
El valor de las películas en DVD que la sala de cine alquila
[para proyectarlas al público] –o que uno alquila con la intención de
reproducirlas en TV o en un ordenador– es una cuestión diferente. Y aquí los
cambios en la tecnología durante las últimas décadas hacen la diferencia.
¿Qué clase de trabajo es necesaria para producir un DVD? En
primer lugar, usted tiene que hacer la película. La producción de una película
requiere muchos diferentes tipos de fuerzas de trabajo. Por ejemplo, necesita
la fuerza de trabajo de los escritores, actores, directores, técnicos,
camarógrafos, electricistas y trabajadores de limpieza para limpiar los baños
en los estudios, por ejemplo.
Luego se necesita mano de obra humana para producir el
medio, en este caso el DVD. La mano de obra utilizada para producir el DVD como
objeto físico no implica problemas especiales en la teoría del valor. Para el
propietario de la sala de cine, el DVD como objeto físico es una forma de
capital fijo, a pesar de que la cantidad de capital –valor– en juego aquí es
extremadamente pequeño. No hay duda de que el trabajo que fabrica el DVD es
productivo de plusvalía.
La información quiere ser libre
Sin embargo, el valor del medio –el DVD– representa sólo una
pequeña parte del precio de un DVD con una película grabada en él. ¿De qué
consiste la película? La película en sí es un archivo de datos informático –una
secuencia de ceros y unos representada como señales diminutas en la superficie
del DVD. Se necesita el trabajo de escritores, actores, directores, conserjes
los estudios y demás para producir la información que será codificada
mediante las secuencias de ceros y unos.
Sin embargo, para reproducir las secuencias de
ceros y unos, con toda la información que esas secuencias de ceros y unos
codifica, sólo tengo que insertar en un ordenador un DVD con la película en él
y otro DVD en blanco, utilizar el software apropiado y grabar una copia nueva
de la película en el DVD en blanco. ¿Cuánto trabajo tomará esto? Una cantidad
trivial. Y si copio el DVD no como parte de un negocio capitalista, sino
simplemente para verlo yo mismo, entonces no hay ningún intercambio. Y puesto
que la pequeña cantidad de trabajo que realizo no implica ningún intercambio,
entonces no se produce ni un átomo de valor, para no hablar de la plusvalía.
Pero si la grabación del DVD se realiza a escala industrial
por capitalistas industriales que contratan obreros para hacer ese trabajo con
la intención de vender los DVD “quemados”, este trabajo producirá valor y
plusvalía. Esto no plantea problemas especiales en la teoría del valor.
El valor del trabajo de los actores, directores y demás, sin
embargo, plantea una cuestión interesante en la teoría del valor. Con la
tecnología digital actual, una vez que una película se hace, puede ser copiada
indefinidamente sin degradar su calidad. Y ni siquiera se necesita un DVD con
la película en él para hacer una copia. Todo lo que se necesita es un ordenador
conectado a Internet para copiar o reproducir el archivo de la película que
codifica toda la información que nosotros llamamos “película”. Este copiado o
reproducción puede hacerse tantas veces como se desee sin tener que emplear
nuevamente las fuerzas de trabajo de escritores, actores, directores,
camarógrafos, electricistas, personal de limpieza, etc.
De hecho, tan pronto como una nueva película está cerca a su
estreno en esos días, aparecen sitios en Internet que permiten descargar la
película de forma ilegal a cambio de nada. Sólo las leyes de derechos de autor
y la policía del Estado capitalista impiden que los propietarios de salas de
cine y residentes respetuosos de la ley obtengan copias de películas sin pagar
absolutamente nada, aunque tienen que pagar por los ordenadores y la conexión a
Internet –todos ellos, verdaderas mercancías producidas por trabajadores
productivos (de plusvalía). Con la tecnología actual, la industria de producir
películas –que los capitalistas llaman su negocio modelo– colapsaría
rápidamente si no fuese por las leyes de derechos de autor y la policía que las
hace cumplir.
El problema es que, en ausencia de la intervención del
Estado capitalista y su aparato policial, el valor de la película está
determinado por la cantidad de trabajo (abstracto) que es necesario para
producir una mercancía idéntica en las condiciones actuales de producción, es
decir, la cantidad de trabajo humano abstracto que es necesario para
reproducirlo. Necesitamos la fuerza de trabajo de escritores, actores, y demás
para hacer nuevas películas conteniendo nueva información, pero no
necesitamos su trabajo para reproducir copias de películas existentes que
contengan información que ya exist
Software para ordenadores
Esto no se aplica sólo a las películas. Si usted está
ejecutando, en su ordenador, el sistema operativo Windows que cuesta más de $
100, usted puede, si lo desea, ir a un sitio web y descargar de forma
absolutamente legal una copia del poderosos sistema operativo GNU/Linux, sin
pagar nada. El sistema operativo GNU/Linux se utiliza para operar todo, desde
simples notebooks hasta los más poderosos superordenadores.
Usted puede instalar este sistema operativo en su ordenador.
Usted tiene no sólo el sistema operativo básico, sino el acceso a miles de
aplicaciones. El número exacto depende de los distribuidores de GNU/Linux –hay
tantos para elegir–, de quienes usted puede descargar por Internet,
absolutamente a cambio de nada. O puede descargar el código fuente de sitios
como SourceForge y compilarlo usted mismo, también de forma absolutamente
gratuita. En cualquier caso, no tiene que pagar un sólo centavo por nuevo
software.
No hace falta decir que el trabajo que produce un producto
gratuito (a precio cero), como el sistema operativo GNU/Linux, no puede
producir posiblemente ninguna ganancia para el productor, y no es trabajo que
produce valor. Y donde no se produce ningún valor, no se produce plusvalía. Ese
trabajo es, por lo tanto, trabajo no productivo en el sentido capitalista de
la palabra.
Al igual que el caso de Hollywood, dada la tecnología
actual, las empresas de software como Microsoft, Adobe y Oracle no podrían
existir como empresas capitalistas sin el conjunto de las leyes de derechos de
autor y de patentes y el aparato policial que las hacer cumplir. Sin estas
leyes especiales, el precio de los programas para ordenadores –que dan
instrucciones– y los archivos de datos informáticos, como películas que las
salas de cine exhiben, caería hasta cero, haciendo imposible hacer películas,
música grabada y producir software complejos como los sistemas operativos,
procesadores de texto, programas de bases de datos o cualquier otro tipo de
software de ordenador, sobre bases capitalistas.
El “star system” de Hollywood
Incluso si dejamos de lado el problema de la cantidad
prácticamente nula de trabajo necesario para reproducir, en oposición a producir,
la información que nosotros llamamos “película” en una secuencia de ceros y
unos, la cuestión de si el trabajo de actores y directores es
productivo también se ve afectada por el “star system” de Hollywood. A las más
grandes “estrellas” de cine se les paga un millón de dólares o más por semana.
Su trabajo crearía plusvalía si se les pagara sólo el valor real de su fuerza
de trabajo; pero cuando se les paga millones de dólares por semana su trabajo no
es productivo.
Supongamos que soy una estrella de Hollywood y gano un
millón de dólares a la semana. El valor de la cantidad de lingotes de oro que
representa un millón de dólares será mucho mayor a la cantidad de trabajo
humano abstracto que realizo en una semana, incluso si concedemos que el
trabajo de un actor cualificado representa un trabajo con un alto grado de
complejidad. Por lo tanto, la cuota de plusvalía sería negativa. A
diferencia de un trabajador productivo (de plusvalía), se me estaría pagando
por todo mi trabajo más una cantidad considerable de trabajo que en realidad yo
no realicé.
Lo mismo se aplica a las estrellas del deporte profesional,
a quienes se les paga montos similares. Toda la industria del “entretenimiento”
–el cine, la música y el deporte– es monopolista, de arriba a abajo.
Conviértete en una estrella, conviértete en capitalista
En el caso de los trabajadores a los que se les paga
salarios excepcionalmente altos –como a las estrellas de Hollywood y figuras
deportivas de un millón de dólares a la semana–, incluso si no son
capitalistas, ellos rápidamente se convertirán, al menos, en capitalistas
monetarios. Acumularán tanto dinero –capital adinerado– que pronto serán
capaces de vivir muy bien sólo de los intereses. Pueden optar por seguir
trabajando, pero incluso si no lo hacen o no pueden, serán capaces de vivir en
considerable lujo sin trabajar. Se han convertido en capitalistas a gran
escala.
La única forma en que las estrellas no se convertirían en
capitalistas sería si encuentran la manera de gastar un millón de dólares o más
a la semana en artículos de consumo personal, o si conservan su dinero en forma
de billetes, monedas de oro o barras de oro, en cuyo caso serán avaros, y no
capitalistas, o si hacen malas inversiones en los mercados bursátiles y de commodities hasta
ser “limpiados” (que tal vez ocurra de vez en cuando).
Pero, como regla general, si usted tiene un ingreso de un
millón de dólares o más a la semana y lo invierte de manera razonablemente, de
forma conservadora e inteligente, usted se convertirá en un capitalista que
será capaz de vivir sin realizar ningún tipo de trabajo.
Lo mismo puede decirse de los ejecutivos mejor pagados.
Estas personas no son capitalistas porque dirigen grandes corporaciones. En esa
capacidad, son trabajadores, no capitalistas. Pero pronto se convierten en
capitalistas, si no lo son ya, porque sus salarios, bonos, opciones sobre
acciones, etc., son de cantidades tales que rápidamente serán capaces de vivir
en lujo –de los dividendos e intereses, solamente.
Por lo tanto, las estrellas de Hollywood y los “héroes”
deportistas profesionales, junto con los ejecutivos de alto rango, pueden por
lo general ser considerados parte de la clase capitalista.
Arquitectos, contadores, trabajadores de “call centers” y tomadores de pedidos de restaurante
“Una categoría más de trabajadores a considerar:”, concluye
Mike. “Los trabajadores del ‘sector servicios’ que son realmente necesarios
para el proceso productivo, pero que han sido puestos en una empresa
independiente. Estos pueden incluir arquitectos (necesarios para las
constructoras) y, posiblemente, incluso los contadores (al menos de
contabilidad básica). Una categoría de la que no estoy seguro es la de los
trabajadores de ventas en los supermercados (¿solo existen debido al carácter
capitalista de la distribución?) o en los ‘call centers’ [contact
centers]”.
Los arquitectos, incluso si están directamente empleados por
una empresa constructora, asumiendo que se les paga de acuerdo al valor de su
fuerza de trabajo, serían trabajadoresproductivos, dado que los arquitectos son
trabajadores altamente calificados y su fuerza de trabajo es muy compleja. La
fuerza de trabajo del arquitecto como mercancía representa muchas fuerzas de
trabajos simples.
Sin embargo, a diferencia de los trabajadores que son
necesarios para producir –pero no reproducir– una película, un arquitecto es
necesario cada vez que se construye un edificio. No hay dos edificios que
tengan el mismo plan, si hacemos a un lado el “tract housing”. Esto también es
cierto cada vez que se modifica una edificación.
Los contadores o tenedores de libros son generalmente
considerados como trabajadores improductivos, porque tienen que ver con los
cambios en los títulos de propiedad y tareas relacionadas. Sin embargo, si
están empleados por un capitalista que ofrece el servicio de contabilidad a
otros capitalistas, el trabajo de los contadores sería productivo de plusvalía,
por las mismas razones que el trabajo de un cantante o de una prostituta es
productivo para el capitalista que compra su fuerza de trabajo, y no para el
consumidor de su fuerza de trabajo.
Los “vendedores” puros –trabajadores de tiendas que son
empleados para convencer a los clientes para que compren cosas, o cajeros que
no hacen nada más que poner mercaderías en los estantes o limpiar los pisos–
pertenecen al proletariado comercial, son trabajadores no productivos (de
plusvalía). Pero el resto de trabajadores de la tienda es productivo (de
plusvalía).
¿Qué pasa con los “call centers”? Si los trabajadores de “call
center” –generalmente de países como la India, donde el valor de la fuerza de
trabajo es, por razones históricas, muy bajo– son contratados por las grandes
empresas capitalistas para actuar exclusivamente como trabajadores de ventas,
pertenecerían al proletariado improductivo (de plusvalía). Sin embargo, si una
empresa entra al mercado y ofrece a otras empresas su servicio de llamadas,
entonces, los trabajadores del “call center” podrían producir plusvalía para la
empresa que los emplea.
Finalmente, Mike planteó la cuestión de los que toman los
pedidos en un restaurante. Sin los tomadores de pedidos, el restaurante no
sabría lo que sus clientes quieren, independientemente de las relaciones
sociales de producción que prevalecen. Así el restaurante no sería capaz de
preparar las comidas que los clientes desean. Por lo tanto, incluso el trabajo
de los tomadores de pedidos es una forma de trabajo productivo si los tomadores
de pedidos trabajan para un capitalista que compra su fuerza de trabajo, a
pesar de que están realizando un trabajo improductivo (de plusvalía) desde la
perspectiva de los clientes del restaurante. Los cajeros, por otra parte,
serían improductivos en el sentido capitalista, porque los trabajadores
comerciales, no son productivos (de plusvalía).
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