Hay quien dice que el
poner al descubierto los errores propios y practicar la autocrítica es
peligroso para el Partido, pues eso puede aprovecharlo el enemigo contra el
Partido del proletariado. Lenin consideraba fútiles y completamente erróneas
tales objeciones. He aquí lo que decía al respecto en su folleto "Un paso
adelante" ya en 1904, cuando nuestro Partido era aún débil y pequeño:
Ellos (es decir, los
adversarios de los marxistas. J. St.) observan con muecas de alegría maligna
nuestras discusiones; procurarán, naturalmente, entresacar para sus fines
algunos pasajes aislados de mi folleto, consagrado a los defectos y
deficiencias de nuestro Partido. Los socialdemócratas rusos están ya lo
bastante fogueados en el combate para no dejarse turbar por semejantes
alfilerazos y para continuar, pese a ellos, su labor de autocrítica, poniendo despiadadamente
al descubierto sus propias deficiencias, que de un modo necesario e inevitable
serán enmendadas por el desarrollo del movimiento obrero (v. t. VI, pág. 161).
Tales son, en
general, los rasgos característicos del método del leninismo.
Lo que aporta el
método de Lenin se encerraba ya, en lo fundamental, en la doctrina de Marx,
que, según la expresión de su autor, es, "por su propia esencia, crítica y
revolucionaria". Este espíritu crítico y revolucionario, precisamente,
impregna desde el principio hasta el fin el método de Lenin. Pero sería erróneo
suponer que el método de Lenin no es más que una simple restauración de lo
aportado por Marx. En realidad, el método de Lenin no se limita a restaurar sino
que, además, concreta y desarrolla el método crítico y revolucionario de Marx,
su dialéctica materialista.
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