La muerte de Stalin, ¿fallecimiento o asesinato?
El 5 de marzo de 1953 fallecía el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética y presidente del Consejo de Ministros del mismo país, Iosif Vissarionovich Dzhugashvili, más conocido como Stalin.
Por aquel entonces, el dirigente soviético tenía 74 años, y el cansancio de la Gran Guerra Patria (1941-45) no le perdonó durante los años de posguerra, lo que le privó de la buena salud de la que había gozado hasta entonces.
No ha habido apenas ningún personaje célebre en la historia mundial sobre el que no se haya especulado sobre su asesinato ante la apariencia de muerte natural. Sin embargo, las hipótesis que se enfrentan a la versión oficial del fallecimiento de Stalin por no resultan nada descabelladas.
''El proceso de despojar a Stalin de toda su seguridad personal (fue) una operación estudiada y muy bien llevada a cabo'', escribió Deriabin, desertor del servicio secreto soviético y ''más tarde'' agente de la CIA.
El mejor ejemplo que verifica esta cita es el arresto de quien fue jefe de su seguridad personal durante 25 años, el teniente-coronel Nikolai Vlassik, el 16 de diciembre de 1952, es decir, dos meses y medio antes de la muerte del dirigente. No sobra decir que murió dos semanas más tarde en la cárcel. Además, su secretario personal, Alexander Proskbichev, ''que le acompañaba desde 1928 con una gran eficacia'' (como explica Martens en su libro Otra mirada sobre Stalin), fue despedido y puesto bajo vigilancia. Y el mayor-general Petr Kosinkin, subcomandante de la Guardia del Kremlin y también responsable de la seguridad de Stalin, murió supuestamente de una crisis cardíaca el 17 de febrero de 1953.
Hay dos sospechosos que podrían ser autores de esta serie de sucesos, y por lo tanto, del asesinato de Stalin: el responsable indirecto de la policía y el servicio secreto, Lavrenti P. Beria; y el secretario del Partido en Moscú, Nikita S. Jruschov.
Pero antes, analicemos los últimos días de Stalin y la actuación de sus allegados al respecto.
Desde finales de los años cuarenta, la salud de Stalin era delicada. Estaba a dieta y había dejado de fumar, tal como le contó Svetlana (la hija del dirigente) a Sergo (hijo de Beria) cuando éste se fijó en el buen estado de Stalin en diciembre de 1952. Aún así, el secretario general no pudo ir al aniversario de la muerte de Lenin celebrado en el Teatro Bolshoi, en enero del siguiente año.
La noche del 1 al 2 de marzo, G. M. Malenkov llamó a sus compañeros del Presidium (nombre del Buró Político desde 1952) L. P. Beria y N. A. Bulganin para acudir a la dacha de Stalin en Kuntchevo. Jruschov se encontraría más tarde con ellos allí. Los chekistas, tal como se les llamaba a los guardias de Stalin, encontraron al secretario general tendido en el suelo. Nadie se preocupó en exceso, consideraron que estaba dormido; y simplemente lo acomodaron en el sofá de la habitación contigua. Jruschov, de hecho, pensó que estaba borracho. Más tarde, los chekistas volvieron a llamar a los dirigentes soviéticos, está vez más preocupados por el estado de Stalin. Al volver éstos a la dacha, por fin llamaron a los médicos para que le atendieran. Habían pasado 12 horas desde que le habían visto en ese estado por primera vez.
El 5 de marzo murió (supuestamente) por una apoplejía, aunque hay quienes dicen que se fijó esta fecha oficial por cuestiones de seguridad cuando en realidad habría muerto el día 2 del mismo mes.
Ante el desmantelamiento de la seguridad de Stalin, como la negligencia aparentemente inocente e involuntaria de la madrugada del 2 de marzo, cabe pensar que fue un asesinato premeditado; y el principal sospechoso de los historiadores es Lavrenti P. Beria, señalado como único responsable capaz de llevar tal conspiración a la práctica.
''La lealtad de Beria hacia Stalin es incuestionable, en mi opinión'' nos escribe nuestro camarada Lara, responsable de Beria elkartea, al pedirle la opinión sobre el borrador del presente artículo; ''Además, fue Stalin quien lo puso al mando del NKVD en 1938 y del programa nuclear en la posguerra, dos cometidos primordiales en la seguridad estatal. (...) Mientras que Beria, como número dos del Estado y ministro de Asuntos Internos, no hizo nada por acaparar el poder, y siguió una política marxista-leninista; recordemos, sin embargo, que fue el revisionista Jruschov quien asesinó a éste con falsas acusaciones y más tarde estableció su dictadura con tan desastrosa gestión que fueron sus propios protegidos quienes lo destronaron en 1964''.
De hecho, Nikita S. Jruschov, tenía amigos importantes en los órganos de seguridad como S. N. Kruglov, jefe del NKVD (y posterior MVD) desde 1945 hasta su sustitución por Beria en 1953; S. D. Ignatiev, jefe del MGB desde 1951 hasta su fusión con el MVD en 1953; o I. A. Serov, primer jefe del KGB desde 1954. Por lo tanto, para principios de los años cincuenta, los revisionistas tenían considerable presencia en la seguridad estatal. Y por ello, Jruschov también contaba con suficientes medios como para llevar a cabo la conspiración.
Además, la principal razón por la que casi todos (o todos) atribuyen el posible asesinato es la posibilidad de que Stalin estuviera preparando una nueva purga. Y ante esto, no había nadie que se pudiera preocupar más que Jruschov y su grupo revisionista.
gar kolektiboa
no sé si fue Beria o Kruschev, pero yo creo que está claro que fue un asesinato.
ResponderEliminarfelicitaciones por el artículo, muy exhaustivo y riguroso, aunque el tema de Beria no lo comparto, personalmente no me parece un buen ML
Un apunte muy importante,
ResponderEliminarmurió ya sea el 2 o el 5 de Marzo,
pero fue del 1953, no del 1952, corregid ese mal apunte, buen blog Camaradas...