En el frente cerealista
de una entrevista con los alumnos del Instituto de Profesores Rojos, de la Academia Comunista y de la Universidad Sverdlov. 28 de mayo de 1928.
Pregunta: ¿Qué debe considerarse lo fundamental en nuestras dificultades en cuanto al problema de los cereales? ¿Dónde está la solución de estas dificultades? ¿Cuáles deben ser las conclusiones, en relación con estas dificultades, en lo que se refiere al ritmo de desarrollo de nuestra industria en general, y en particular desde el punto de vista de la correlación entre la industria ligera y la industria pesada?
Respuesta: A primera vista, puede parecer que nuestras dificultades en cuanto a los cereales son una casualidad, fruto simplemente de una mala planificación y de errores cometidos en la coordinación de nuestra economía.
Pero eso sólo puede parecerlo a primera vista. En realidad, las causas de las dificultades son mucho más profundas. No puede caber la menor duda de que la mala planificación y los errores cometidos en la coordinación de nuestra economía han desempeñado en esto un papel de considerable importancia. Pero querer explicarlo todo por la mala planificación y por equivocaciones fortuitas, significa caer en el más profundo error. Sería erróneo menospreciar el papel y la importancia de la planificación. Pero aun más erróneo sería exagerar la importancia de la planificación, creyendo que hemos llegado ya a una fase de desarrollo en la que se puede planearlo y regularlo todo.
No debe olvidarse que, además de los elementos sometidos a nuestra planificación, hay en la economía nacional del país otros elementos, que, por ahora, no se someten a la planificación, y, finalmente, que hay clases hostiles a nosotros, a las que no se puede vencer simplemente mediante la labor planificadora de la Comisión Estatal de Planificación.
Por eso entiendo que no puede reducirse todo a simples eventualidades, a errores en la planificación, etc.
Así, pues, ¿cuál es la causa fundamental de nuestras dificultades en el frente cerealista?
La causa fundamental de nuestras dificultades en cuanto a los cereales es que la producción de grano mercantil se desarrolla en nuestro país con mayor lentitud que la demanda.
Crece la industria. Crece el número de obreros. Crecen las ciudades. Crecen, finalmente, las regiones productoras de primeras materias industriales (algodón, lino, remolacha, etc.), para las que se necesita grano mercantil. Todo esto hace que aumente rápidamente la demanda de cereales, de grano mercantil. Pero la producción de grano mercantil aumenta a un ritmo mortal por su lentitud.
No puede decirse que la cantidad de cereales acopiados a disposición del Estado este año sea menor que la del año pasado o la de hace dos años. Al contrario, el Estado ha dispuesto este año de mucho más grano que en los años anteriores. Y, sin embargo, tropezamos con dificultades en cuanto a los cereales.
He aquí algunas cifras. En el año 1925-1926 pudimos acopiar, hasta el 1 de abril, 434 millones de puds (un pud equivale a 16 kg. -- N. del T.) de grano. De ellos, exportamos 123 millones de puds. En el país quedaron, por tanto, 311 millones de puds de grano acopiado. En 1926-1927 acopiamos, hasta el 1 de abril, 596 millones de puds de grano. De ellos, exportamos 153 millones. En el país quedaron 443 millones de puds de grano acopiado En 1927-1928 acopiamos, hasta el 1 de abril, 576 millones de puds de grano. De ellos, exportamos 27 millones de puds. En el país quedaron 549 millones de puds de grano acopiado.
Dicho en otros términos: el 1 de abril de este año teníamos acopiados, para cubrir las necesidades del país, 100 millones de puds de grano más que el año pasado y 230 millones de puds más que hace dos años. No obstante, este año tenemos dificultades en el frente cerealista.
Ya he dicho en uno de mis informes que estas dificultades han sido aprovechadas por los elementos capitalistas del campo, y sobre todo por los kulaks, para hacer fracasar la política económica de los Soviets Sabéis que el Poder Soviético ha tomado una serie de medidas para acabar con los manejos antisoviéticos
de los kulaks. Por eso no voy a extenderme aquí a este particular Lo que me interesa en este caso es otra cuestión. Me refiero a las causas del lento desarrollo de la producción de grano mercantil, al problema de por qué la producción de grano mercantil se desarrolla en nuestro país más lentamente que la demanda de grano, a pesar de que hemos alcanzado ya el nivel de anteguerra en la superficie de siembra y en la producción global de cereales.
En efecto, ¿acaso no es un hecho que hemos alcanzado ya el nivel de anteguerra en la superficie de siembra? Sí, es un hecho. ¿Acaso no es un hecho que la producción global de cereales había llegado ya el año pasado al nivel de anteguerra, o sea, a 5.000 millones de puds? Sí, es un hecho ¿A qué se debe, entonces, el que, a pesar de estas circunstancias, produzcamos la mitad de grano mercantil y exportemos unas veinte veces
menos cereales que antes de la guerra?
Se debe, ante todo y sobre todo, a que la estructura de nuestra agricultura ha cambiado a consecuencia de la Revolución de Octubre, se debe a que hemos pasado de la gran hacienda del terrateniente y del kulak, que producía la mayor cantidad de grano mercantil, a la pequeña y mediana hacienda campesina, que produce una cantidad mínima de grano mercantil. Ya el solo hecho de que antes de la guerra existiesen de 15 a 16 millones de haciendas campesinas individuales, mientras que actualmente existen de 24 a 25 millones de haciendas campesinas, indica que la base fundamental de nuestra agricultura es, en el presente, la pequeña hacienda campesina, que produce el mínimo de grano mercantil.
La fuerza de la gran hacienda agrícola, sea de terratenientes, de kulaks o colectiva, consiste en que permite utilizar máquinas, aplicar los adelantos de la ciencia, emplear abonos, elevar el rendimiento del trabajo y producir, por tanto, la máxima cantidad de grano mercantil. Y, por el contrario, la debilidad de la pequeña hacienda campesina consiste en que se halla privada o casi privada de estas posibilidades, por cuya razón es una hacienda semiconsumidora, poco mercantil.
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