Einstein colaboró con el Socorro Rojo Internacional
A lo largo de toda su vida Einstein mantuvo unos principios que, tanto en física como en política, eran revolucionarios, y nunca los ocultó. No tenía miedo de prestar su apoyo a cualquier causa antifascista y antirrepresiva en defensa de los obreros y los revolucionarios perseguidos. Sin embargo, no le gustaba pertenecer a ninguna organización, por lo que permanecía en la periferia de cualquier grupo al que respaldase, a menudo criticándolo tanto como lo apoyaba. Nunca fue miembro del partido comunista, pero sus principios políticos revolucionarios le hicieron frecuentar la compañía de varios grupos comunistas.
Einstein fue muy cuidadoso con sus afiliaciones políticas. Se sabe que rehusó unirse a ciertas organizaciones porque estaban dirigidas por los comunistas y, sin embargo, en la Alemania de comienzos de los años treinta fue conferenciante en el “Marxistischen Arbeiterschule” (Escuela de los trabajadores marxistas), que impulsaba el Partido Comunista de Alemania. Por supuesto su conferencia se tituló “Lo que un obrero debe saber sobre la teoría de la relatividad”.
¿Se dan Ustedes cuenta de la estupidez? ¿Qué les importaba a los obreros alemanes la teoría de la relatividad? ¿No existía el fútbol en aquella época? ¿No había televisión?
El físico firmaba a menudo las peticiones del “Rote Hilfe Deutchlands” (Socorro Rojo de Alemania), una organización de solidaridad creada por la Internacional Comunista, y llegó a formar parte del consejo de administración de dos casas de acogida de niños del “Rote Hilfe Deutchlands”, junto con otras personalidades alemanas como el escritor Thomas Mann.
Ni la guerra mundial ni su traslado a Estados Unidos cambiaron sus posiciones revolucionarias y solidarias, alineándose claramente a favor del marxismo. En mayo de 1949, escribió para “Monthly Review” un artículo titulado “¿Por qué el socialismo?” en el que describía los problemas que veía en el mundo, desde el racismo a la pobreza, y cómo el socialismo podía representar una vía de solución.
Este artículo atrajo la atención del FBI, que en 1932, antes de trasladarse a Estados Unidos, abrió un expediente para vigilar las actividades relacionadas con su alineamiento comunista. El FBI ya investigaba a Einstein antes de que éste se acercara siquiera a sus costas.
Pero en cualquier tiempo y en cualquier lugar del mundo la represión siempre necesita una excusa y en el caso de Einstein al FBI se la proporcionó una carta de la Corporación Patriótica de Mujeres. Más que una carta era un as en la manga de los que el trilero de Hoover tenía tantos. Aquella carta acusaba a Einstein de pertenecer a varias organizaciones anarcocomunistas, asegurando que deseaba destruir el gobierno de Estados Unidos así como “la iglesia americana”.
Antes, como ahora, la prensa imperialista también jugaba su papel de altavoz de la represión, y pusieron a Einstein en la picota. El 5 de abril de 1949 la revista “Life” mostraba varias fotografías de personajes públicos que, según la revista, bien porque eran unos inocentones o porque eran criptocomunistas, prestaban su imagen para disfrazar el monstruo comunista. Bajo el titular “Primos y compañeros de viaje disfrazan los frentes comunistas” aparecía el retrato de Einstein en posición central.
Del mismo modo que aquí ser comunista es sinónimo de terrorista, durante la guerra fría los comunistas tampoco iban a prisión por serlo sino acusados de ser espías soviéticos, agentes del KGB a sueldo de un país extranjero. Ese era su delito y el FBI también necesitó crear un tinglado fantasmal para justificar las detenciones, los juicios y los encarcelamientos. Fue entonces cuando apareció algo parecido a eso de que “todo es GRAPO”. Para los sabuesos del FBI no existía el Partido Comunista sino que todo era un complejo, una red o una mafia diríamos ahora, de “frentes comunistas” y a Einstein le relacionaron con nada menos que 34 de esos “frentes comunistas” entre 1937 y 1954, de manera que, según su expediente policial, era “consejero honorario” de tres de esos “frentes”. Era una manera de decir que no pertenecía al partido comunista, pero...
Esos “peros” son muy importantes en la represión burguesa. Consiguen que los “frentes comunistas” sean de chicle,conglomerados cocinados al gusto del sabueso de turno en el que pueden incluir sin ningún problema a los “compañeros de viaje” de los que hablaba la revista “Life” y, sobre todo, a los “tontos útiles” y a los “primos”.
En la guerra fría había gente como Einstein que no es que fueran espías, pero... Tampoco es que fueran comunistas, pero... por si acaso había que abrir un expediente y ponerse a vigilarle estrechamente. Si a Einstein le detienen, el titular de “El País” sería el siguiente: “La Guardia Civil ocupa abundante documentación a peligroso espía ruso”.
Einstein fue muy cuidadoso con sus afiliaciones políticas. Se sabe que rehusó unirse a ciertas organizaciones porque estaban dirigidas por los comunistas y, sin embargo, en la Alemania de comienzos de los años treinta fue conferenciante en el “Marxistischen Arbeiterschule” (Escuela de los trabajadores marxistas), que impulsaba el Partido Comunista de Alemania. Por supuesto su conferencia se tituló “Lo que un obrero debe saber sobre la teoría de la relatividad”.
¿Se dan Ustedes cuenta de la estupidez? ¿Qué les importaba a los obreros alemanes la teoría de la relatividad? ¿No existía el fútbol en aquella época? ¿No había televisión?
El físico firmaba a menudo las peticiones del “Rote Hilfe Deutchlands” (Socorro Rojo de Alemania), una organización de solidaridad creada por la Internacional Comunista, y llegó a formar parte del consejo de administración de dos casas de acogida de niños del “Rote Hilfe Deutchlands”, junto con otras personalidades alemanas como el escritor Thomas Mann.
Ni la guerra mundial ni su traslado a Estados Unidos cambiaron sus posiciones revolucionarias y solidarias, alineándose claramente a favor del marxismo. En mayo de 1949, escribió para “Monthly Review” un artículo titulado “¿Por qué el socialismo?” en el que describía los problemas que veía en el mundo, desde el racismo a la pobreza, y cómo el socialismo podía representar una vía de solución.
Este artículo atrajo la atención del FBI, que en 1932, antes de trasladarse a Estados Unidos, abrió un expediente para vigilar las actividades relacionadas con su alineamiento comunista. El FBI ya investigaba a Einstein antes de que éste se acercara siquiera a sus costas.
Pero en cualquier tiempo y en cualquier lugar del mundo la represión siempre necesita una excusa y en el caso de Einstein al FBI se la proporcionó una carta de la Corporación Patriótica de Mujeres. Más que una carta era un as en la manga de los que el trilero de Hoover tenía tantos. Aquella carta acusaba a Einstein de pertenecer a varias organizaciones anarcocomunistas, asegurando que deseaba destruir el gobierno de Estados Unidos así como “la iglesia americana”.
Antes, como ahora, la prensa imperialista también jugaba su papel de altavoz de la represión, y pusieron a Einstein en la picota. El 5 de abril de 1949 la revista “Life” mostraba varias fotografías de personajes públicos que, según la revista, bien porque eran unos inocentones o porque eran criptocomunistas, prestaban su imagen para disfrazar el monstruo comunista. Bajo el titular “Primos y compañeros de viaje disfrazan los frentes comunistas” aparecía el retrato de Einstein en posición central.
Del mismo modo que aquí ser comunista es sinónimo de terrorista, durante la guerra fría los comunistas tampoco iban a prisión por serlo sino acusados de ser espías soviéticos, agentes del KGB a sueldo de un país extranjero. Ese era su delito y el FBI también necesitó crear un tinglado fantasmal para justificar las detenciones, los juicios y los encarcelamientos. Fue entonces cuando apareció algo parecido a eso de que “todo es GRAPO”. Para los sabuesos del FBI no existía el Partido Comunista sino que todo era un complejo, una red o una mafia diríamos ahora, de “frentes comunistas” y a Einstein le relacionaron con nada menos que 34 de esos “frentes comunistas” entre 1937 y 1954, de manera que, según su expediente policial, era “consejero honorario” de tres de esos “frentes”. Era una manera de decir que no pertenecía al partido comunista, pero...
Esos “peros” son muy importantes en la represión burguesa. Consiguen que los “frentes comunistas” sean de chicle,conglomerados cocinados al gusto del sabueso de turno en el que pueden incluir sin ningún problema a los “compañeros de viaje” de los que hablaba la revista “Life” y, sobre todo, a los “tontos útiles” y a los “primos”.
En la guerra fría había gente como Einstein que no es que fueran espías, pero... Tampoco es que fueran comunistas, pero... por si acaso había que abrir un expediente y ponerse a vigilarle estrechamente. Si a Einstein le detienen, el titular de “El País” sería el siguiente: “La Guardia Civil ocupa abundante documentación a peligroso espía ruso”.
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