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miércoles, 29 de febrero de 2012

POSPOLO KUTXA (0. zenbakia), gar kolektiboaren argitalpena

      De la mano de gar kolektiboa, por fin sale (precipitada y tardíamente) el número 0 de pospolo kutxa (enero-febrero), humilde publicación formativa maxista-leninista, bimensual y con contenido totalmente original e inédito (salvo en las secciones de ''Memoria-Histórica'' y ''Realidad pincelada'' de este primer número). Pero qué mejor para explicar este proyecto que su primer editorial (añadido al final, detrás del índice).

      Por el momento, su distribución material se llevará a cabo únicamente en Donostia. De todas formas, subiremos al blog uno a uno los contenidos de todas las secciones. Aunque quien quiera recibir la publicación maquetada en archivo pdf puede pedirla a nuestro correo (garkolektiboa@gmail.com). De este modo, también os animamos a distribuirla por las tabernas o gaztetxes de vuestros pueblos o ciudades (al fin y al cabo, un ejemplar solo supone una hoja doblada por la mitad para que cuente con cuatro caras). 

Índice

      -Editorial: ¿Qué es pospolo kutxa?
      -Formación: El materialismo dialéctico
      -Recomendación literaria: ''Notas de la cárcel'' (E. Honecker)
      -Memoria-histórica: Jesús Larrañaga Goierri, komunista ta abertzalea
      -Biografías cortas: Facundo Perezagua
      -Realidad pincelada (viñeta cómica): Fotografía del final del 38º Congreso del PSOE
      -Kontaktua


Editorial

¿Qué es pospolo kutxa?

      Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario. Creemos que estas palabras de Lenin subrayan el papel decisivo que (a nuestro modo de ver) desempeña la teoría y su correcta aplicación dentro de un movimiento pretendidamente consecuente.
      De la correcta aplicación de la teoría dependen los medios a utilizar, el modo de hacerlo, el resultado de la práctica, la forma de arreglar problemas, y demás cuestiones que se pueden ir presentando a lo largo del desarrollo del proyecto revolucionario.
      Es evidente, por tanto, el resultado que podríamos observar (y observamos) de movimientos que no hacen de la correcta y consecuente aplicación de la teoría su bandera de actuación:
      Desorientación ideológica, enredos en trampas dialécticas perjudicando y condicionando por tanto el logro de sus objetivos, desviación de dichos movimientos por cauces únicamente comprensibles (aunque nunca justificables y siempre necesarios de combatir sin tregua y desenmascarar) fruto de la orfandad ideológica, variaciones estratégicas con el consiguiente cambio de retos a lograr, y con la lógica consecuencia de la no obtención de los objetivos inicialmente propuestos... en dos palabras: deriva revisionista.
      Es por todo esto, porque no queremos que en nuestro país tengan lugar todos estos fenómenos relatados, por lo que surge pospolo kutxa.
      Deseamos ser una herramienta de formación ideológica ante la comprobada deriva (por la vía de las acciones y declaraciones) que se da actualmente en los terrenos en los que a nuestro entender se aplica, o se quiere aplicar, el marxismo-leninismo.
      Pretendemos ser esa caja de cerillas, que cree, ayudada por nuestros modestos esfuerzos y contribuciones, las cerillas, que, en forma de presupuestos teórico-ideológicos prendan la llama de la verdadera aplicación del socialismo a los problemas del pueblo trabajador vasco. Dando paso, así, a una situación más favorable para la clase obrera y los sectores populares.
      Por medio de esta publicación, que incluirá un poco de todo, se pretende despertar el espíritu adormecido en el que descansa el contenido revolucionario del que debe estar provisto toda verdadera militancia y formación.
      Ésta es una publicación para la acción, para el creciente aumento del contenido revolucionario de la obra socialista. Iniciamos este proyecto llenos de ilusión, optimismo, ganas de aprender juntos, ¡y de conseguir la victoria!

Principios generales de la lucha guerrillera, por el Che Guevara

La Guerra de Guerrillas
Ernesto Che Guevara, 1960.


Capítulo I.
Principios generales de la lucha guerrillera

1. Esencia de la lucha guerrillera

      La victoria armada del pueblo cubano sobre la dictadura batistiana ha sido, además del triunfo épico recogido por los noticieros del mundo entero, un modificador de viejos dogmas sobre la conducta de las masas populares de la América Latina, demostrando palpablemente la capacidad del pueblo para liberarse de un gobierno que lo atenaza, a través de la lucha guerrillera.

      Consideramos que tres aportaciones fundamentales hizo la Revolución cubana a la mecánica de los movimientos revolucionarios en América, son ellas:

      (1) Las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército. (2) No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional puede crearlas. (3) En la América subdesarrollada el terreno de la lucha armada debe ser fundamentalmente el campo.

      De estas tres aportaciones, las dos primeras luchan contra la actitud quietista de revolucionarios o seudorrevolucionarios que se refugian, y refugian su inactividad, en el pretexto de que contra el ejército profesional nada se puede hacer, y algunos otros que se sientan a esperar a que, en una forma mecánica, se den todas las condiciones objetivas y subjetivas necesarias, sin preocuparse de acelerarlas. Claro como resulta hoy para todo el mundo, estas dos verdades indubitables fueron antes discutidas en Cuba y probablemente sean discutidas en América también.

      Naturalmente, cuando se habla de las condiciones para la revolución no se puede pensar que todas ellas se vayan a crear por el impulso dado a las mismas por el foco guerrillero. Hay que considerar siempre que existe un mínimo de necesidades que hagan factible el establecimiento y consolidación del primer foco. Es decir, es necesario demostrar claramente ante el pueblo la imposibilidad de mantener la lucha por las reivindicaciones sociales dentro del plano de la contienda cívica. Precisamente, la paz es rota por las fuerzas opresoras que se mantienen en el poder contra el derecho establecido.

      En estas condiciones, el descontento popular va tomando formas y proyecciones cada vez más afirmativas y un estado de resistencia que cristaliza en un momento dado en el brote de lucha provocado inicialmente por la actitud de las autoridades.

      Donde un gobierno haya subido al poder por alguna forma de consulta popular, fraudulenta o no, y se mantenga al menos una apariencia de legalidad constitucional, el brote guerrillero es imposible de producir por no haberse agotado las posibilidades de la lucha cívica.

      El tercer aporte es fundamentalmente de índole estratégica y debe ser una llamada de atención a quienes pretenden con criterios dogmáticos centrar la lucha de las masas en los movimientos de las ciudades, olvidando totalmente la inmensa participación de la gente del campo en la vida de todos los países subdesarrollados de América. No es que se desprecie las luchas de masas obreras organizadas, simplemente se analiza con criterio realista las posibilidades, en las condiciones difíciles de la lucha armada, donde las garantías que suelen adornar nuestras constituciones están suspendidas o ignoradas. En estas condiciones los movimientos obreros deben hacerse clandestinos, sin armas, en la ilegalidad y arrastrando peligros enormes; no es tan difícil la situación en campo abierto, apoyados los habitantes por la guerrilla armada y en lugares donde las fuerzas represivas no pueden llegar.

      Independientemente de que después hagamos un cuidadoso análisis, estas tres conclusiones que se desprenden de la experiencia revolucionaria cubana las apuntamos hoy a la cabeza de este trabajo por considerarlas nuestro aporte fundamental.

      La guerra de guerrilla, base de la lucha de un pueblo por redimirse, tiene diversas características, facetas distintas, aun cuando exista siempre la misma voluntad esencial de liberación. Es obvio, y los tratadistas sobre el tema lo han dicho sobradamente, que la guerra responde a una determinada serie de leyes científicas, y quien quiera que vaya contra ellas, irá a la derrota. La guerra de guerrillas, como fase de la misma, debe regirse por todas ellas; pero por su aspecto especial, tiene, además, una serie de leyes accesorias que es preciso seguir para llevarla hacia adelante. Es natural que las condiciones geográficas y sociales de cada país determinen el modo y las formas peculiares que adoptará la guerra de guerrillas, pero sus leyes esenciales tienen vigencia para cualquier lucha de este tipo.

      Encontrar las bases en que se apoya este tipo de lucha, las reglas a seguir por los pueblos que buscan su liberación; teorizar lo hecho, estructurar y generalizar esta experiencia para el aprovechamiento de otros, es nuestra tarea del momento.

      Lo primero que hay que establecer es quiénes son los combatientes en una guerra de guerrillas. De un lado tenemos el núcleo opresor y su agente, el ejército profesional, bien armado y disciplinado, que, en muchos casos, puede contar con el apoyo extranjero y el de pequeños núcleos burocráticos, paniaguados al servicio de ese núcleo opresor. Del otro, la población de la nación o región de que se trate. Es importante destacar que la lucha guerrillera es una lucha de masas, es una lucha de pueblo: la guerrilla, como núcleo armado, es la vanguardia combatiente del mismo, su gran fuerza radica en la masa de la población. No debe considerarse a la guerrilla numéricamente inferior al ejército contra el cual combate, aunque sea inferior su potencia de fuego. Por esto es preciso acudir a la guerra de guerrillas cuando se tiene junto a sí un núcleo mayoritario y para defenderse de la opresión un número infinitamente menor de armas.

      El guerrillero cuenta, entonces, con todo el apoyo de la población del lugar. Es una cualidad sine qua non. Y se ve muy claro, tomando como ejemplo gavillas de bandoleros que operan en una región; tienen todas las características del ejército guerrillero: homogeneidad, respeto al jefe, valentía, conocimiento del terreno, y muchas veces, hasta cabal apreciación de la táctica a emplear. Falta sólo el apoyo del pueblo; e inevitablemente estas gavillas son detenidas o exterminadas por la fuerza pública.

      Analizado el modo operacional de la guerrilla, su forma de lucha y comprendiendo su base de masas sólo nos resta preguntar: ¿por qué lucha el guerrillero?

      Tenemos que llegar a la conclusión inevitable de que el guerrillero es un reformador social, que empuña las armas respondiendo a la protesta airada del pueblo contra sus opresores y que lucha por cambiar el régimen social que mantiene a todos sus hermanos desarmados en el oprobio o la miseria.

      Se lanza contra las condiciones especiales de la institucionalidad de un momento dado y se dedica a romper, con todo el vigor que las circunstancias permitan, los moldes de esa institucionalidad.

      Cuando analicemos más a fondo la táctica de guerra de guerrillas, veremos que el guerrillero debe tener un conocimiento cabal del terreno que pisa, sus trillos de acceso y escape, posibilidades de maniobrar con rapidez, apoyo del pueblo, naturalmente y lugares donde esconderse. Todo esto indica que el guerrillero ejercerá su acción en lugares agrestes y poco poblados, y en estos parajes, la lucha del pueblo por sus reivindicaciones se sitúa preferentemente y, hasta casi exclusivamente, en el plano del cambio de la composición social de la tenencia de la tierra, es decir, el guerrillero es, ante todo, un revolucionario agrario. Interpreta los deseos de la gran masa campesina de ser dueña de la tierra, dueña de sus medios de producción, de sus animales, de todo aquello que ha anhelado durante años, de lo que constituye su vida y constituirá también su cementerio.

      Para la corriente interpretación de la guerra de guerrillas debe establecerse que hay dos tipos diferentes, uno de los cuales, el de ser una forma de lucha complementaria a la de los grandes ejércitos regulares tal como el caso de las guerrillas ukranianas en la Unión Soviética, no interesa para este análisis. Nos interesa el caso de un grupo armado que va progresando en la lucha contra el poder constituido, sea colonial o no, que se establece como base única y que va progresando en los medios rurales.

      En todos estos casos, cualquiera que sea la estructura ideológica que anime la lucha, la base económica está dada por la aspiración a la tenencia de la tierra.

      La China de Mao se inicia como un brote de los núcleos obreros del Sur que es derrotado y casi aniquilado. Solamente se estabiliza e inicia su marcha ascendente cuando después de la gran marcha del Yenán se asienta en territorios rurales y coloca como base de reivindicaciones la reforma agraria.

      La lucha de Ho Chi Minh en Indochina se basa en los campesinos arroceros oprimidos por el yugo colonial francés y con esa fuerza va progresando hasta derrotar a los colonialistas.

      En ambos casos hay un paréntesis de guerra patriótica contra el invasor japonés, pero no se desvanece la base económica de lucha por la tierra. En el caso de Argelia, la gran idea del nacionalismo árabe tiene su réplica económica en el usufructo de la casi totalidad de las tierras laborables de Argelia por un millón de colonos franceses, y en algunos países como Puerto Rico, donde las condiciones particulares de la Isla no han permitido un brote guerrillero, el espíritu nacionalista herido en lo más profundo por la discriminación que se comete a diario contra ellos tiene como base la aspiración del campesino (aunque ya muchas veces esté proletarizado) por la tierra que le arrebata el invasor yanqui y esta misma idea central fue la que animaba, aunque en diferentes proyecciones, a los hacendados pequeños, campesinos y esclavos de las haciendas orientales de Cuba que cerraron filas para defender juntos el derecho a la posesión de la tierra, durante la guerra de liberación de los 30 años.

      Pese a características especiales que la convierten en un tipo de guerra, y teniendo en cuenta las posibilidades de desarrollo de la guerra de guerrillas, que se transforma, con el aumento de la potencialidad del núcleo operante en una guerra de posiciones, debe considerarse que este tipo de lucha es un embrión de la misma, un proyecto; las posibilidades de crecimiento de la guerrilla y de cambiar el tipo de pelea hasta llegar a una guerra convencional son tantas como las posibilidades de derrotar al enemigo en cada una de las distintas batallas, combates o escaramuzas que se libren.

      Por eso, un principio fundamental es que no se debe dar, de ninguna manera, batalla que no se gane, combate o escaramuza que no se gane. Hay una definición antipática que expresa: «el guerrillero es el jesuita de la guerra».

      Indica con esto una cualidad de alevosía, de sorpresa, de nocturnidad, que son evidentemente elementos esenciales de la lucha guerrillera. Es naturalmente, un jesuitismo especial impulsado por las circunstancias que obligan a tomar en algunos momentos una determinación diferente de las concepciones románticas y deportivas con que se nos pretende hacer creer que hace la guerra.

      La guerra es siempre una lucha donde ambos contendientes tratan de aniquilar uno al otro. Recurrirán entonces a todas las triquiñuelas, a todos los trucos posibles, para conseguir este resultado, además de la fuerza. Las estrategias y las tácticas militares son la representación de las aspiraciones del grupo que analiza y del modo de llevar a cabo estas aspiraciones, y este modo contempla el aprovechamiento de todos los puntos débiles del enemigo. Desmenuzando, en una guerra de posiciones, la acción de cada pelotón de un gran núcleo de ejército, se observan las mismas características, en cuanto a la lucha individual, que las que se presentarán en la guerrilla. Hay alevosía, hay nocturnidad, hay sorpresa, y cuando no se producen, es porque es imposible tomar desprevenidos a quienes están enfrente vigilando. Pero como la guerrilla es una división de por sí, y como hay grandes zonas de terrenos no vigiladas por el enemigo, siempre se pueden realizar estas tareas de manera de asegurar la sorpresa, y es deber del guerrillero hacerlo.

      «Muerde y huye» le llaman algunos despectivamente, y es exacto. Muerde y huye, espera, acecha, vuelve a morder y a huir y así sucesivamente, sin dar descanso al enemigo.

      Hay en todo esto, al parecer, una actitud negativa; esa actitud de retirada, de no dar combates frontales, sin embargo, todo es consecuente con la estrategia general de la guerra de guerrillas, que es igual en su fin último a la de una guerra cualquiera: lograr el triunfo, aniquilar al enemigo.

      Queda bien establecido que la guerra de guerrillas es una fase la guerra que no tiene de por sí oportunidades de lograr el triunfo, es además una de las fases primarias de la guerra y se irá desenvolviendo y desarrollando hasta que el Ejército Guerrillero, en su crecimiento constante, adquiera las características de un Ejército Regular. En ese momento estará listo para aplicar golpes definitivos al enemigo y acreditarse la victoria. El triunfo será siempre el producto de un Ejército Regular, aunque sus orígenes sean el de un Ejército Guerrillero.

      Ahora bien, así como el general de una división no tiene que morir en una guerra moderna al frente de sus soldados, el guerrillero, que es general de sí mismo, no debe morir en cada batalla; está dispuesto a dar su vida, pero precisamente, la cualidad positiva de esta guerra de guerrillas es que cada uno de los guerrilleros está dispuesto a morir, no por defender un ideal sino por convertirlo en realidad. Esa es la base, la esencia de la lucha de guerrillas.

      El milagro por el cual un pequeño núcleo de hombres, vanguardia armada del gran núcleo popular que los apoya, viendo más allá del objetivo táctico inmediato, va decididamente a lograr un ideal, a establecer una sociedad nueva, a romper los viejos moldes de la antigua, a lograr, en definitiva, la justicia social por la que la lucha.

      Consideradas así todas las palabras despectivas adquieren su verdadera grandeza, la grandeza del fin a que están destinadas, y conste que no se hablaba de medios retorcidos para llegar al fin; la actitud de lucha, esa actitud que no debe desmayar en ningún momento, es inflexibilidad frente a los grandes problemas del objetivo final, es también la grandeza del guerrillero.
 
 

martes, 28 de febrero de 2012

Crónica del debate sobre el trotskismo (otsailak 24 de febrero)

Crónica de la proyección-debate ''Trotskismo, ¿contribución a la lucha revolucionaria?'', organizada por gar kolektiboa
Donostia, 24 de febrero de2012.
 
      El 24 de febrero tuvo lugar en Letaman (gaztetxe de Intxaurrondo, Donostia) con la asistencia de más de una veintena de personas, la proyección de un extracto del documental ''Asaltar los cielos'' sobre la vida de Ramón Mercader (en el que se narraba cómo llevó a cabo personalmente la ejecución de Trotski) y un posterior debate que derivó en animada charla e intercambio de opiniones sobre el recorrido del trotskismo tanto dentro como fuera de la URSS y sobre la cuestión de si su ideario supuso una aportación a la teoría y práctica revolucionaria.

      Durante el debate no faltó alguna pequeña crítica a Stalin (normal si tenemos en cuenta por una parte que era humano y podía equivocarse y por otra que el imperialismo junto con el trotskismo y el revisionismo ha puesto todo para que le veamos como un monstruo) que fue comentada y analizada por gran parte de los allí presentes.

      Mitos y cifras ya clásicos, como los pretendidos (y magnificados) roces entre Lenin y Stalin, la indiscutible idoneidad de Trotski para ser el continuador de Lenin, el salvajismo con que se realizó la colectivización del campo, los supuestos escesos de Stalin y su servicio secreto al cometer las purgas, el mito del Gulag, la matanza deKkatyn y un largo etc. fueron debatidos y desenmascarados en su justa medida tanto por integrantes de nuestro colectivo como por una parte del público asistente.

      Se llegó a la conclusión de que todos estos ejemplos, como la ayuda soviética a España durante la Guerra Civil (sobre lo que se habló detenidamente) , son herramientas que fueron utilizadas en una única dirección y con un mismo objetivo:

      desprestigiar a la URSS y a Stalin, así como a su actuar nacional e internacional, e intentar vestir de fracaso a quienes consiguieron hacer avanzar al socialismo hasta terrenos y experiencias que nunca antes habían sido ni observadas ni imaginadas, con todo el mérito que les otorga además el hecho de no tener antecedentes históricos de los que aprender.

Y la verdad  es que siempre sale a relucir, y toda esa gente que en un principio sacó a la palestra estos teóricos abusos por parte del ''malvado'' Stalin, no supieron qué decir sin embargo cuando se les planteó el hecho de que al abrirse los archivos del KGB en 1993 y ser exaustivamente investigados; dicha investigación no fue noticia, precisamente por no albergarse en ellos los números inflados hasta la saciedad que el imperialismo y el trotskismo en liquidadora alianza venían pregonando desde décadas atrás.

Pero el momento en que más claro se vió la aportación que el trotskismo ha hecho a la lucha revolucionaria, llegó cuando alguien preguntó con tono sentenciador: ¿en qué país ha triunfado el trotskismo? A lo que siguió un prolongado y exclarecedor silencio.

      Con una buena acogida, y con la sensación entre el público de haber aprendido cosas que hasta ese momento desconocidas, cosas de la verdadera historia, y de haber desenterrado más de un falso mito, finalizó en el gaztetxe intxaurrondotarra de Letaman el animado e interesante debate que duró cerca de dos horas, y que se cerró con un prolongado aplauso.

gar kolektiboa
 
 

lunes, 27 de febrero de 2012

''Iskra y el partido revolucionario'', por el PCOE

tomado de los archivos del Partido Comunista Obrero Español (http://www.archivospcoe.blogspot.com/)


Iskra y el partido revolucionario

La lucha ideológica

La Iskra de Lenin apareció como heraldo de las ideas de vanguardia del siglo XX. A diferencia de la prensa socialdemócrata de Occidente, que limitaba su actividad a la propaganda de la política oficial de los partidos de la II Internacional, Iskra estuvo junto a la cuna del partido proletario de nuevo tipo, elaboró sus principios científicos, políticos y organizativos. El proletariado de Rusia tuvo en Iskra, por primera vez en la historia, un órgano periódico que podía conjugar orgánicamente el desarrollo creador del marxismo con la práctica del movimiento revolucionario. "Debemos recordar -decía el editorial del primer número del periódico, escrito por Lenin- que la lucha reivindicativa contra el gobierno y la conquista de concesiones parciales no son otra cosa que pequeñas escaramuzas con el adversario, ligeras refriegas de puestos avanzados, y que la batalla decisiva está por venir. Tenemos enfrente la fortaleza enemiga, bien pertrechada, desde la cual se nos lanza una lluvia de metralla que se lleva a los mejores luchadores. Debemos tomar esa fortaleza, y la tomaremos si unimos todas las fuerzas del proletariado que despierta y las fuerzas de los revolucionarios rusos en un solo partido, hacia el que tienden los elementos activos y honestos de Rusia".

Iskra frente al reformismo

Como señalaba Lenin, solamente la doctrina de Marx y Engels podía ser el fundamento de este partido. Al defender consecuentemente y desarrollar de forma creadora la teoría del comunismo científico, Vladimir Ilich planteaba ante Iskra como tarea primordial la superación de la influencia ideológica del oportunismo en las filas de la socialdemocracia, la denuncia de la esencia social del bernsteinismo, del "marxismo legal" y del "economismo" que causaban un daño irreparable en la formación de la conciencia de clase del proletariado. Consideraba que sólo la derrota completa de todos los tipos y manifestaciones de la ideología burguesa permitiría desbrozar el terreno para la difusión del marxismo en el movimiento obrero.

Un mérito inapreciable de Iskra consistía, ante todo, en haber despertado entre los socialdemócratas rusos un profundo interés por la doctrina de Marx y Engels, en haber elevado el papel de la tería revolucionaria en la lucha de clase del proletariado a una altura inmensa. Al rechazar la concepción revisionista de los partidarios de Credo, que predicaban la teoría de la espontaneidad en el movimiento obrero  y circunscribía el programa de la socialdemocracia a la exigencia de reformas sociales, Lenin mostró convicentemente que el verdadero partido proletario surgía en el proceso de unión del movimiento obrero  con la tería del marxismo. "La socialdemocracia -escribía Lenin en Iskra- es la unión del movimiento obrero con el socialismo.

Señala tareas del movimiento obrero

Su tarea no es servir pasivamente al movimiento obrero en cada una de sus fases, sino representar los intereses de todo el movimiento obrero en su conjunto, señalar a este movimiento su objetivo final, sus tareas políticas, y salvaguardar su independencia política e ideológica. Desligado de la socialdemocracia, el movimiento obrero se empequeñece y se transforma por fuerza en un movimiento burgués: al sostener exclusivamente la lucha económica, la clase obrera pierde su independencia política, se convierte en apéndice de otros partidos y traiciona el gran concepto: 'La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma'."

Iskra en la formación del Partido

Vladimir Ilich puso al desnudo, por primera vez en la historia del marxismo, las fuentes idelógicas del oportunismo en la socialdemocracia y formuló las tesis fundamentales de la doctrina sobre el partido proletario de nuevo tipo. Dio una respuesta exhaustiva a las cuestiones teóricas cardinales del tiempo como la correlación entre lo espontáneo y lo consciente en el movimiento obrero, el papel de la teoría de vanguardia, de la política y la organización en la actividad del partido, mostró la importancia del partido marxista como arma decisiva del proletariado en su lucha por la conquista del poder político y la construcción de la sociedad socialista.

domingo, 26 de febrero de 2012

Propaganda del Ejército Rojo

      En relación a la celebración del 94º aniversario de la formación del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos (RKKA) el pasado 23 de febrero, os dejamos esta colección de carteles de su propaganda:


viernes, 24 de febrero de 2012

Con Stalin (Memorias de Enver Hoxha)

      Memorias de Enver Hoxha sobre sus encuentros personales con Stalin. Se abordan temas variados destacándose las mediadas contra las acciones del imperialismo angloamericano, el apoyo y los debates ante la revolución griega, la traición de Tito, las campañas de terror sobre los albaneses de Kosova, la colectivización e industrialización de Albania, el papel del partido y de los comisarios políticos, la actitud ante la religión y el clero, entre otros, donde siempre Enver Hoxha recuerda los consejos y opiniones de Stalin como guía de los comunistas albaneses y la fraternal y humilde actitud con la que Stalin se abocaba a los problemas del pueblo albanes sin importar que se tratara de un pequeño país.

Enlace de descarga:



jueves, 23 de febrero de 2012

94º aniversario de la formación del Ejército Rojo

      Han pasado 94 años desde que el 23 de febrero de 1918, el Consejo de Comisarios del Pueblo formara el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos (RKKA) para sustituir a la Guardia Roja ante la amenaza de Guerra Civil Rusa.

      El Ejército Rojo, marchando por las calles de Moscú en el Desfile de la Victoria de 1945, tras salvar a gran parte de Europa del fascismo:





La lucha de Lenin y el PCUS contra el trotskismo

      Queremos recordaros que mañana, 24 de febrero, a las 18:00 en Letaman (gaztetxe de Intxaurrondo, Donostia), gar kolektiboa celebra la proyección de ''Asaltar los cielos: Ramón Mercader, soldado de Stalin y de la URSS'' (documental sobre el hombre que ejecutó a Trotski) y un debate sobre el ideario y recorrido histórico del trotskismo. 
      Hoy os dejamos un documento del Insituto de Marxismo-leninismo adjunto al CC del PCUS:


Citas sobre Trotski y el trotskismo

''El trotskismo es el arma más vulgar del imperialismo.''

Fidel Castro

''Mi deber como comunista marxista-leninista es desenmascarar a la reacción oculta tras el revisonismo, oportunismo y trotskysmo y enseñar a los camaradas (tanto en acto como en potencia) que no deben aceptar como válidos los juicios contra Stalin formulados por burgueses, socialdemócratas o incluso otros pseudocomunistas lacayos de la reacción cuyo verdadero fin es dinamitar el movimiento obrero desde dentro.''

Ernesto Che Guevara

''El trotskismo es la puta del fascismo.''

Antonio Gramsci

Vladimir Ilich Ulianov Lenin

miércoles, 22 de febrero de 2012

''El trotskismo no es leninismo'', por el PCOE

tomado de los archivos del Partido Comunista Obrero Español (http://www.archivospcoe.blogspot.com/)

El trotskismo no es leninismo

1. introducción.

Sirvan estas breves líneas como esquema para patentar algunas diferencias importantes entre Trotskismo y Leninismo. Existe mucha documentación al respecto de Lenin, Trotsky y Stalin. No obstante, los trotskistas tratan de presentar a Trotsky como compañero y brazo derecho de Lenin y a Stalin como un trepa enfermo de avaricia, ávido de poder y capaz de hacer cualquier cuestión para alcanzar dicho objetivo.

Los trotskistas siempre atacan la figura de Stalin, pero en realidad no atacan a Stalin sino que reproducen los ataques que Trotsky efectuó contra Lenin, porque en el fondo, como veremos a continuación, Trotsky y el Trotskismo es enemigo feroz del Leninismo y de Lenin.

2. El trotskismo no es leninismo.

El trotskismo es la negación del leninismo, para ello prestemos atención al desarrollo de los siguientes tres puntos, en los que comprobaremos la divergencia de principios entre trotskismo y leninismo.

2. 1. análisis del imperialismo.

“El imperialismo – según definición de Lenin – es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes” [1]

La ley fundamental que caracteriza el imperialismo según el análisis leninista es la Ley de desigualdad del desarrollo económico y político. “La desigualdad del desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que la victoria del socialismo empiece por unos cuantos países capitalistas, o incluso por un solo país capitalista” [2]

Trotsky confronta a esta ley leninista del desarrollo desigual económico y político su teoría de la revolución permanente. Lo que hace Trotsky es tergiversar el concepto de Revolución Permanente de Marx y de Engels –que vivieron en el capitalismo premonopolista - que consideraban que la Revolución Proletaria podría triunfar únicamente como revolución simultanea en los países capitalistas más desarrollados. Trotsky, con su teoría de Revolución Permanente, señalaba que "el triunfo de la revolución socialista es inconcebible dentro de las fronteras nacionales" [3] y respecto a la URSS afirmaba que "la división mundial del trabajo, la subordinación de la industria soviética a la técnica extranjera, la dependencia de las fuerzas productivas de los países avanzados de Europa respecto de las materias primas asiáticas, hacen imposible la edificación de una sociedad socialista independiente en ningún país del mundo"[4].

La Historia ha demostrado la certeza de la teoría del desarrollo desigual económico y político de Lenin y, por consiguiente, ha demostrado errónea la teoría de la Revolución Permanente de Trotsky que, como hemos visto, niega al leninismo. Por tanto, cuando los trotskistas atacan a Stalin por traicionar la revolución mundial para mantener un estado de terror para saciar sus ansias de poder vemos que, en el fondo, lo que hacen es profanar y negar a Lenin. La URSS o en la actualidad Cuba son ejemplos empíricos que Lenin tenía razón y que la Revolución Socialista mundial se iniciará por varios países o incluso un solo país.

2. 2. etapas de la revolución.

Como citamos en el punto anterior, vivimos en la fase de capitalismo monopolista o imperialismo y, por consiguiente, en la fase de la Revolución Proletaria Mundial. De esta concepción surge la necesidad de prever y de tener en cuenta las distintas etapas o fases de la revolución en los distintos países.
Lenin considera que se debe completar una fase para pasar a otra, es pura dialéctica. Así, partían de un régimen zarista, medieval, y consideraba que los socialdemócratas –así se llamaban los bolcheviques – debían apoyar una revolución democrático-burguesa, que se completase dicha fase para, posteriormente, en la medida de las fuerzas del proletariado con conciencia de clase y organizado, avanzar hacia la revolución socialista. Esto se visualiza en el siguiente extracto de Lenin:

“Quien comprende verdaderamente cuál es el papel de los campesinos en la revolución rusa victoriosa, será incapaz de decir que el alcance de la revolución se reduce si la burguesía le vuelve la espalda, pues, en realidad, la revolución rusa no comenzará a adquirir su verdadero alcance, no comenzará a adquirir realmente la mayor envergadura posible en la época de la revolución democrático-burguesa, hasta que la burguesía no le vuelva la espalda y el elemento revolucionario activo sea la masa campesina, en unión con el proletariado. Para ser llevada consecuentemente hasta su término, nuestra revolución democrática debe apoyarse en fuerzas capaces de contrarrestar la inevitable inconsecuencia de la burguesía (es decir, capaces precisamente de "obligarla a volver la espalda", lo que temen, en su simplicidad, los partidarios caucasianos de Iskra ).

El proletariado debe llevar a término la revolución democrática, atrayéndose a la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía. El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista, atrayéndose a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para des trozar por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía. Tales son las tareas del proletariado, que los partidarios de nueva Iskra conciben de un modo tan estrecho en todos sus razonamientos y resoluciones sobre la amplitud de la revolución.” [5].

Trotski, contrariamente a Lenin, reflexiona de manera no dialéctica y se “come” etapas o fases de la Revolución. En los años de la Revolución de 1905 Trotsky daba la consigna de "Sin Zar, por un gobierno obrero". El Trotsky que agitaba esa consigna formaba el bloque con los mencheviques desde 1901 hasta 1905. Trotsky repudia la fase democrático-burguesa, se la salta, como se aprecia cuando afirma "La tendencia de la Internacional Comunista de imponer actualmente a los pueblos orientales la consigna de la dictadura democrática, superada hace años por la historia, no puede tener más que un carácter reaccionario".[6].

La concepción trotskista era, y es, la no distinción de las etapas dentro de la Revolución. La suya fue una crítica a todos aquellos que plantearan una línea de alianza obrero-campesina (como la quería primero Lenin y luego Mao, Ho Chi Minh, Fidel Castro y el Che Guevara), afirmando que renegaban de la lucha por el socialismo.

La historia volvió a dar la razón a Lenin pues primeramente junto con los campesinos se alzaron contra la monarquía y su sistema semimedieval, configurándose una revolución democrático-burguesa para, posteriormente, en alianza con los campesinos pobres y los explotados transformar dicha revolución democrático burguesa en revolución socialista.

2.3. tipo de partido.

El partido según el leninismo es una organización superior de la clase obrera, de cuadros, de revolucionarios profesionales, es decir, su vanguardia organizada en torno a un objetivo (la revolución y la instauración de la dictadura del proletariado) y unas tácticas. Trotski, que ingresó en el partido bolchevique en agosto de 1.917, siempre apoyo la fracción. Esto que citamos lo explica Lenin de la siguiente forma: "Trotsky representa únicamente sus vacilaciones personales, y nada más. En 1903 fue menchevique, abandonó el menchevismo en 1904, volvió al menchevismo en 1905, haciendo gala de una fraseología ultrarrevolucionaria; en 1906 se apartó de nuevo; a fines de 1906 defendió los acuerdos electorales con los Kadetes (es decir, de hecho estuvo de nuevo con los mencheviques). Y en la primavera de 1907, dijo en el Congreso de Londres que divergía de Rosa Luxemburgo más sobre ´matices individuales de las ideas que sobre tendencias políticas´. Trotsky plagia hoy los bagajes ideológicos de una fracción, mañana de otra y como consecuencia, se proclama ubicado por encima de ambas fracciones. En teoría Trotsky no está de acuerdo en ningún punto con los liquidadores y otzovistas, pero en la práctica está en un todo de acuerdo con ellos".[7]

Trotsky tenía una concepción espontaneísta sobre el partido, del que podían formar parte todos "los huelguistas". Una definición que no planteaba fronteras entre la vanguardia y la masa.

Por consiguiente, ante la concepción leninista de un partido que, abarcando la vanguardia, tenga mil vínculos con las masas se opone la concepción de Trotsky en la que puede ser miembro "todo huelguista" o cualquiera que así lo considere oportuno, independientemente del grado de conciencia de clase, de si es vanguardia, o de si pasaba por allí. Me recuerda mucho a IU.

3. construcción del socialismo.

3. 1. La paz de brest-litovsk.

El imperio alemán, apoyándose en que Rusia no tenía casi fuerzas armadas, que estaba construyendo el socialismo sin clase obrera presentó una serie de reclamos territoriales y económicos. Frente a esto Lenin dijo que había que ganar tiempo. Trotsky fue como canciller soviético a estas negociaciones, procedió de acuerdo con Lenin durante algún tiempo, y luego lo desobedeció. No firmó la paz con los alemanes y desmovilizó al ejército. Esto creó condiciones para que los alemanes avanzaran y la Rusia soviética tuviera que pagar con más territorio y más dinero, aparte de tener que ceder Ucrania, Finlandia, Estonia y otros territorios que los alemanes reclamaban. Este hecho implicó que en el VII Congreso del Partido Trotsky afirmara que era una traición haber firmado la paz de Brest Litovsk. La oposición "de izquierda" (Trotski-Bujarin) se coaligó contra Lenin-Stalin a propósito de esta cuestión. Habló de que se traicionado la revolución alemana, entregado Finlandia, etc. Nuevamente aquí comprobamos un “efecto colateral” o error de la teoría de la Revolución Permanente y no le preocupó ni rifar el débil estado socialista ni derramar la sangre de los soviéticos en una contienda donde el estado soviético estaba en desventaja.

Los hechos probaron, y dejaron a Trotski en su sitio, que hubo socialismo durante muchas décadas. Y que vino la revancha soviética, conducida por Stalin, cuando los ejércitos rusos llegaron hasta Berlín, en la 2° Guerra Mundial, aplastando al hitlerismo y liberando a media Europa.

4. leninismo unitario, trotskismo fraccionador

4.1. frente único, frentes antifascistas, frentes populares.

La III Internacional comunista en su VII Congreso de 1935 a iniciativa del camarada búlgaro Jorge Dimitrov se plantea la necesidad de constituir Frentes Populares o Frentes Únicos para combatir al fascismo.

En oposición a este planteamiento de la III Internacional, Trotsky dijo en el documento de la IV Internacional del año 1938: "La primera condición necesaria para la lucha revolucionaria contra el fascismo es el desenmascaramiento de la teoría y práctica del Frente Popular". Siempre dividiendo, Trotsky planteaba que para luchar contra el fascismo había que romper los Frentes Populares.

La historia demostró que los frentes populares sirvieron, y sirven, para luchar contra el fascismo. Así se probó en España, China, Vietnam o la Europa del Este. Los frentes no sólo eran antagónicos con el fascismo sino que negaban a Trotsky. Ciertamente, el imperialismo se benefició con la labor escisionista de los trotskistas y de Trotsky, por ello hoy les financia.

[1] V.I. Lenin: El imperialismo fase superior del Capitalismo.
[2] V.I. Lenin: Obras Completas, 4ª edición tomo XXI.
[3] Leon Trotsky: Las lecciones principales, qué es la Revolución permanente, tesis fundamentales.
[4] Leon Trotsky: Las lecciones principales, qué es la Revolución permanente, tesis fundamentales.
[5] V.I. Lenin: Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, 1905.
[6] Leon Trotsky: La Revolución Permanente.
[7] V.I. Lenin: Contra el Trotskismo.

La verdad sobre el trotskismo, ¡ojo!

      Conste que este artículo no coincide con la línea oficial de gar kolektiboa, pero queremos equilibrar un poco el debate ante la campaña anti-trotskista de esta semana.

tomado de Marxismo en red (http://www.marxismo.org/)


Quién fue Trotsky y qué es el trotskismo
Javier García Agosto 1998

El trotskismo fue un concepto inventado por el estalinismo para intentar separar las ideas de Lenin de las de Trotsky. Éste jamás aceptó el término. De hecho, los trotskistas en vida de Trotsky, se hacieron llamar bolchevique-leninistas o también comunistas internacionalistas.

Los trotskistas siempre han pertenecido al movimiento comunista internacional, considerándose una rama del mismo, precisamente aquella que más fielmente ha defendido las ideas del bolchevismo y de la Revolución de Octubre.

Persecución

Sin embargo, el trotskismo fue vilipendiado y perseguido por el comunismo "oficial" durante décadas en todo el mundo. Todas las corrientes oficiales del movimiento comunista -estalinismo, maoismo, titismo, castrismo, etc- han señalado al trotskismo como un enemigo a exterminar y de hecho, no han disimulado
esfuerzos y medios para lograrlo.

La lucha a muerte contra el trotskismo empieza con la contrarrevolución política auspiciada por el estalinismo tras la muerte de Lenin. La fracción de Stalin subordinó los intereses de la revolución proletaria en todo el mundo a los intereses de una nueva casta social, la burocracia, relativamente privilegiada en la Rusia aislada, atrasada y cercada por el imperialismo. Los principios del leninismo fueron abandonados para instaurar en la Unión Soviética un nuevo régimen de dictadura y privilegios ajeno a las ideas del socialismo y el comunismo.

León Trotsky, dirigente de la revolución rusa de 1917, fundador del Ejército Rojo, y que moriría asesinado por un agente de Stalin en 1940, encabezó la resistencia de los comunistas contra el poder de la burocracia y la degeneración de la III Internacional.

Internacionalismo

Poco antes de que el propio Stalin disolviese la Internacional como contrapartida de sus alianzas con las potencias imperialistas, Trotsky y sus partidarios fundaron la Cuarta Internacional para mantener vivos los principios y modos del marxismo revolucionario, que han inspirado a sucesivas generaciones de comunistas independientes del comunismo "oficial" y a distintas tendencias políticas que comúnmente reciben el nombre de "trotskistas".

Izquierda Revolucionaria se reivindica del trotskismo y pertenece a este movimiento. Para nosotros, el trotskismo, es el marxismo de nuestra época, la continuación viva del leninismo en la época de la globalización imperialista, del colapso del estalinismo y de la revolución socialista. Las obras de Trotsky son el hilo conductor necesario para entender y aplicar las ideas fundamentales de Marx, Engels y Lenin en la compleja situación de agonía prolongada del capitalismo en la que vivimos.

martes, 21 de febrero de 2012

Última entrevista realizada al Mono Jojoy

      Enlaces de youtube a la última entrevista de Victor Julio Suárez Rojas, más conocido como Jorge Briceño Suárez o  Mono Jojoy, comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP), realizada 30 días antes de su asesinato y el de nueve guerrileros más:




lunes, 20 de febrero de 2012

Libro disponible sobre las alianzas trotskistas con la Alemania nazi y el Imperio japonés

      Ante la incompetencia de nuestro Departamento Informático para subir archivos en pdf al blog, os ofrecemos el libro (en inglés) Evidence of Leon Trotsky´s collaboration with Germany and Japan (Prueba de la colaboración de Leon Trotski con Alemania y Japón), del profesor Grover Furr, por correo. Por lo tanto, quien esté interesado en conseguirlo que escriba a nuestra dirección (garkolektiboa@gmail.com) y se lo enviaremos.

      Anteriormente tradujimos un pequeño extracto del libro, y esperamos poder traducir algo mayor próximamente:

      Los trotskistas no tienen reparo en aliarse con nazis

Sobre el trotskismo, por el Camarada Arenas

Sobre el trotskismo. Placa de los milicianos del KGB

M.P.M. (Arenas). Publicado en Bandera Roja, núm. 4, octubre de 1975.

      «¡Ese es Trotski! Siempre fiel a sí mismo; se revuelve, estafa, posa a la izquierda y ayuda a la derecha». Lenin: Carta a I. Armand

      El marxismo-leninismo combate siempre, y de manera intransigente, tanto al oportunismo de derecha (revisionismo) como al oportunismo de izquierda (trotskismo), si bien en cada momento distingue cuál de esos dos enemigos es el principal dentro de las filas obreras.

      En nuestro caso, el que no hayamos prestado más atención a la lucha contra el trotskismo, se debe a que éste cuenta con muy poca influencia y porque, actualmente, es el revisionismo el enemigo interno más peligroso a que tiene que hacer frente la clase obrera.

      Por lo demás, nuestro movimiento marxista-leninista no ha cesado ni un momento de combatir a los grupos de izquierda, grupos que en nuestro país, aunque no se muestran con la etiqueta, presentan todos los rasgos del trotskismo.

      La lucha que venimos librando desde hace tiempo contra los que pronuncian frases de izquierda para encubrir sus actos de derecha, contra esos mismos que predican la conciliación con el revisionismo, lo embellecen ante los ojos de los obreros y todavía pretenden llevarlos a la legalidad fascista, ¿qué es si no, más que una lucha contra la corriente trotskista?

      Para algunos ingenuos, trotskistas sólo son quienes se proclaman como tales. Ahora bien, para ser consecuentes, habría que aplicar también esta misma medida a los revisionistas. Así llegaríamos a encontrarnos con que la clase obrera no tendría enemigos internos a los que combatir. Todos estaríamos hermanados y unidos por un lazo común: el del engaño y la conciliación.

      Y es que lo mismo que no se puede dejar de llamar revisionistas a los traidores carrillistas por el hecho de que éstos no se identifiquen con el nombre de Bernstein, no puede dejar de llamarse tampoco por su propio nombre a los trotskistas porque éstos no se pronuncien abiertamente a favor de su maestro e incluso porque lleguen a tratarle como a un perro muerto... Eso no cambia en lo más mínimo las cosas.

      A las personas, grupos o partidos políticos no se les puede juzgar por lo que dicen de sí mismos, sino por lo que hacen. Y según lo que hacen hay que ponerles los títulos de que son merecedores y que la historia ha acuñado para ellos.

      Trotskistas son aquellos que hoy (como en sus primeros tiempos hizo Trotski) se oponen al Partido, forman fracción contra él y se alían al revisionismo. Esto en lo que a la cuestión orgánica se refiere. En el aspecto político e ideológico, son trotskistas los que lanzan la consigna de clase contra clase sin hacer distinciones entre los banqueros y los terratenientes, por un lado, y los campesinos, los pequeños comerciantes, los intelectuales, etc., por el otro.

      Son trotskistas también quienes niegan el carácter de clase monopolista del estado español y se dedican a decir, bien que no es fascista, bien que el fascismo es el poder de la pequeña burguesía.

      Son trotskistas los que hablan de las tomas de poder, de alianzas sin principios y se oponen a la
dictadura del proletariado contraponiendo a ésta la pomposa consigna de poder popular. Todo eso, y algunas cosas más, es el trotskismo.

      Está claro que no se puede llamar trotskista a nadie porque exprese o defienda una u otra de esas posiciones. Esto sucede muchas veces por ignorancia. Pero ni el trotskismo ni el revisionismo dejan de existir por mucho que algunas personas lo nieguen, ya que son el producto de determinadas clases y capas de la sociedad.

      Sobre este particular hemos hablado otras veces. No obstante, hay camaradas que no lo consideran suficiente, y piden que tratemos más en concreto sobre lo que podríamos llamar el trotskismo genuino.

      Acerca de él existe una copiosa bibliografía, y pensamos que no es el caso, estando esa bibliografía al alcance de cualquiera, ponernos a rellenar papel con todo lo que se ha escrito sobre Trotski y el trotskismo. Así que nos limitaremos a hacer una breve exposición sobre el tema a fin de orientar en lo posible su estudio.

      El tránsfuga Trotski.

      Los trotskistas gustan, no sin intención, de presentar a su maestro con la aureola del bolchevique íntimo camarada de Lenin, no sólo en los días decisivos de la revolución de Octubre, sino de mucho antes de dicha revolución.

      De las andanzas de Trotski por el movimiento revolucionario de Rusia, de su paso de un grupo a otro, en la formación de fracciones o como jefecillo de su propia fracción (todas ellas contrarias al bolchevismo) de eso poco o nada se habla y es quizás el rasgo que mejor caracteriza al trotskismo de los primeros tiempos, rasgo que marcó para siempre su trayectoria.

      En el seno del movimiento marxista ruso, como en todo movimiento revolucionario, se desarrolló siempre una lucha de tendencias cuyos principales protagonistas fueron los bolcheviques, encabezados por Lenin, y los mencheviques. Estos últimos tenían varios jefes, de entre los que cabe destacar a Plejanov. Trotski era uno de esos jefes, aunque la realidad, como sucedía y sucede con la mayor parte de los oportunistas, no representaba más que a sí mismo o a un reducido grupo de intelectuales.

      Hay que decir que, mientras en la formación bolchevique existió siempre gran cohesión política, ideológica y orgánica, basada en los principios revolucionarios del marxismo, la otra fracción se distinguió por todo lo contrario: la dispersión y la ausencia completa de principios, razón por la cual se dividía a su vez en varios grupos o fracciones (potencias las denominaba Lenin sarcásticamente) que sólo actuaban con relativa unidad cuando se trataba de combatir a los leninistas (los oportunistas llamaban a los bolcheviques la secta de Lenin).

      Este conglomerado, como era natural, no permaneció fiel a una posición, si bien todas sus mudanzas políticas obedecían a una misma ideología y a unos mismos intereses de clase pequeño-burgueses. Así pasaron del economismo (sindicalismo) de los primeros tiempos, al menchevismo (el menchevismo, si no nos atenemos al significado de la palabra, significa oportunismo en la táctica o reformismo) y del menchevismo, los oportunistas pasaron al intento de liquidar el partido, es decir, al liquidacionismo.

      Como demostró Lenin repetidas veces, todo esto era perfectamente coherente dentro de una línea política burguesa.

      Pues bien, Trotski fue un destacado liderillo de esa tendencia que en todo momento estuvo situada enfrente de la clase obrera y del bolchevismo. Veamos a continuación, aunque sea algo extensa la cita, lo que dice Lenin a este respecto:

      A fines de 1903, Trotski era menchevique furioso, es decir, que de los iskristas se había pasado a los 'economistas'... En 1904-1906 se aparta de los mencheviques y ocupa una posición vacilante, colaborando unas veces con Martinov ('economista') y proclamando otras la 'revolución permanente', de un izquierdismo absurdo. En 1906-1907, se acerca a los bolcheviques y en la primavera de 1907 se declara partidario de Rosa Luxemburgo.

      En la época de disgregación, después de largas vacilaciones 'no fraccionalistas' se dirige nuevamente hacia la derecha, y en agosto de 1912 forma un bloque con los liquidadores. Ahora vuelve a apartarse de ellos, pero repitiendo, en el fondo, sus mismas ideúchas.

      Las ideúchas de Trotski.

      Mucho han cantado los adeptos de Trotski al genio creador de su maestro. Pero, aparte de no tener nada propio, de ser una de esas estrellas que brillan en el firmamento porque otras le prestan su luz, Trotski fue un falsario de la peor especie.

      Toda su sabiduría se concreta en una tosca falsificación de la idea formulada por Marx acerca de la revolución permanente. Como explica J. Stalin en uno de sus trabajos de refutación del trotskismo, Marx formuló la teoría de la revolución permanente en los términos de añadir, al levantamiento proletario,
que veía inminente en la revolución de 1848 en Alemania, una segunda edición de la revolución campesina.

      De aquí dedujo el genial Trotski su teoría de la revolución permanente, sólo que poniendo las cosas al revés, es decir, la revolución proletaria sin el apoyo de los campesinos. De esta manera, la teoría de Trotski pierde todo el significado que le dio Marx y que Lenin aplicó y desarrolló magníficamente haciendo pasar la revolución de la etapa democrática a la socialista.

      En el caso de Trotski esa teoría se convierte en una frase vacía, en un puro trotskismo, como decía Lenin.

      La clase obrera, sostenía Trotski, ha de hacer la revolución buscando el apoyo no en los campesinos, sino en la revolución proletaria mundial. Si esta revolución mundial se retrasa (y es imposible que tenga lugar tal como la conciben los trotskistas), entonces, según Trotski, lo mejor es liquidar la revolución en el país donde se produzca. En esto se concreta toda la sabiduría y la práctica contrarrevolucionaria del trotskismo. Todo lo demás son estrépitos, palabras vacías, gestos de izquierda.

      Del permanentismo a la traición.

      Pero el trotskismo es mucho más que eso. Así pudo ser en la época en que todavía no se había hecho la revolución en ningún país ni se habían iniciado los grandes combates revolucionarios que han transformado tan profundamente al mundo.

      La original teoría de Trotski condujo a intentar resultados completamente distintos a los que, de palabra, pretendía. En lugar de fomentar la revolución, los trotskistas se convirtieron en unos activos contrarrevolucionarios.

      ¿Por qué hacen ahora tanto ruido con esa teoría? A los trotskistas les viene muy bien para sus propósitos ese ruido de latón, ya que con él pueden presentar a sus adversarios marxistas-leninistas como contrarios a la continuación de la revolución o partidarios del conservadurismo, la burocracia y el estancamiento.

      De esta forma, ellos velan una cuestión fundamental, como es la de contar o no con un poderoso aliado, precisamente, para hacer y llevar hasta el fin la revolución. Este problema esencial, los trotskistas lo velan con estruendos demagógicos acerca de una supuesta traición del stalinismo.

      El marxista-leninista no niega los peligros de burocratismo, de estancamiento, que amenaza constantemente a toda revolución triunfante. Para no ir más lejos, ahí tenemos el ejemplo de la URSS. ¿Pero acaso puede servir este ejemplo a la propaganda trotskista? No puede servirles de nada.

      Del rechazo del campesinado como aliado de la clase obrera y reserva de la revolución, una vez que ésta había triunfado y encontró en ese camino algunas dificultades, los trotskistas pasaron a perder toda confianza en la capacidad y energía de la clase obrera para seguir adelante, aún en las condiciones más difíciles. Es así como el trotskismo llegó a convertirse, de aliado inseguro, siempre vacilante, en enemigo jurado de la clase obrera y del socialismo.

      Fieles a sí mismos, los trotskistas cambiaron con descaro de bando, y con los métodos más criminales comenzaron a combatir la revolución. Era claro que la clase obrera, su Estado y su Partido no podían permanecer de brazos cruzados ante los criminales y saboteadores trotskistas. Para hacerles frente, era necesario replantear de nuevo el problema. He aquí cómo lo hizo Stalin:

      Capitulación de hecho, como contenido, frase de 'izquierda' y gesto de aventurerismo 'revolucionario' como forma que ocultar y exaltar el espíritu de capitulación...

      Esta dualidad del trotskismo refleja la doble situación de la pequeña burguesía urbana en proceso de ruina, que no puede soportar el 'régimen' de la dictadura del proletariado y se esfuerza bien en saltar 'de golpe' al socialismo para escapar a la ruina (de ahí su espíritu de aventura y la histeria en política) o bien, si esto es imposible, hacer cualquier concesión al capitalismo (de ahí su espíritu de capitulación en política)...

      Es esta dualidad del trotskismo lo que explica el que corone generalmente sus 'rabiosos' ataques contra los desviacionistas de derecha con un bloque con ellos, al igual, que con los capitulacionistas sin máscara.

      Del trotskismo han hablado, como si se tratara de una cuestión caduca, tanto los trotskistas enmascarados como los revisionistas. La atención de éstos se ha centrado en el ataque, directo o velado contra el marxismo-leninismo y, más en concreto, contra la obra y personalidad de J. Stalin.

      Para los revisionistas, como para el imperialismo y la reacción mundial, no existe enemigo más peligroso que el stalinismo, y cuando se refieren al trotskismo, lo hacen de forma que aparezca como un revolucionario ingenuo en el que se explayaron los errores de Stalin.

      Esto se puede ver cuando se habla de la represión stalinista llevada a cabo en España con los trotskistas del POUM en 1937. Carrillo es uno de los que más han hablado de la represión. Claro que él tiene muchas razones para hacerlo, entre ellas la de intentar ocultar el papel que jugó su propio y querido padre, Wenceslao Carrillo, en la criminal junta de Casado, encargada de detener a los comunistas en 1939 y entregarlos a Franco.

      De esto no se dice ni una sola palabra y es sólo un ejemplo de mentira y de terror blanco contrarrevolucionario.

      Lo mismo se puede decir de otros países, particularmente de la Unión Soviética. La burguesía se espanta y arma gran alboroto ante la justa represión y la dictadura que ejerce contra ella la clase obrera. Pero no dicen nada, como es lógico, de los horrores que ella comete contra la clase obrera y otros sectores populares.

      Estos horrores, para la burguesía están más que justificados, los ordena el cielo o vienen dictados por el bien común. La legítima defensa de la clase obrera no, eso es un crimen.