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sábado, 14 de enero de 2012

Sobre Beria y la Yugoslavia de Tito (enviado por Beria elkartea)

enviado por Beria elkartea (beriaelkartea@gmail.com), ¡qué rápidos con su respuesta!


Acerca de las relaciones de Beria con la Yugoslavia de Tito

      En respuesta al texto traducido de The Espresso Stalinist ''Beria y Tito'', publicado por el blog de GAR kolektiboa en la entrada ''Beria haciendo buenas migas con Tito'', del 13 de enero de 2012:

      Lavrenti P. Beria es la figura más calumniada en la historia soviética. Y no hay que olvidar, que como con Iosif V. Stalin, tras su asesinato fue envuelto en mil mentiras urdidas por los revisionistas de Nikita S. Jruschov para justificar el camino que emprenderían hacia la destrucción del socialismo en la URSS.

      En marzo de 1953, tras la muerte de Stalin, Lavrenti Beria era nombrado primer vicepresidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética, formando parte del triunvirato dirigente junto con el primer ministro Georgi M. Malenkov y el ministro de Asuntos Exteriores Viacheslav M. Molotov. Se había convertido en el número dos del país. Además, había vuelto a tomar el mando directo del MVD (Ministerio de Asuntos Internos), recién fusionado con la Seguridad Estatal. Esto dejaba a la luz las tres razones por las que suponía ser el enemigo principal del ambicioso revisionista Nikita Jruschov: ser un ferviente marxista-leninista, ser uno de los mejores candidatos para dirigir el país, y por ello, contando además con el MVD, uno de los hombres más fuertes de la Unión Soviética (lo que le preocupaba a Jrushov no era su fuerza, pues no le importaba para nada el poder militar de su amigo el mariscal Georgi K. Zhukov, sino que Beria pudiera usar esa fuerza contra él).

      Así que, para empezar, hay que tener muy en cuenta que las pruebas obtenidas tras su asesinato en junio de 1953 son de dudosa veracidad, pues ya (de sobra, me gustaría decir) es conocida la estrategia emponzoñadora de Jruschov en el caso de Stalin. Nada más fácil de comprobar que leer su magnífica colección de cuentos de terror titulado Informe secreto al XX Congreso del PCUS (1956. Jruschov esperó a afianzar su posición, asesinando a Beria y deponiendo a Malenkov, aprovechándose de la falta de reflejos de los ya viejos Molotov y Kaganovich; para aventurarse con tan descaradas mentiras que incluso fueron mal recibidas en aquel momento).

      Teniendo en cuenta esto, empezaré este pequeño análisis del papel de Lavrenti Pavlovich Beria en los intentos por recuperar las relaciones diplomáticas con la Yugoslavia de Tito.

      Comenzaré por presentar cómo debió tratarse la cuestión de una posible alianza con Yugoslavia. Como nota histórica, la Kominform (Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros) condenó al régimen yugoslavo (abiertamente anticomunista en sus políticas revisionistas y persecuciones de militantes de tal condición) del mariscal Josip Briz Tito en 1948. Un tema como el mencionado debía ser tratado en el Presidium (nombre del Buró Político desde 1952) y no se llevaría adelante sin la aprobación de la mayoría. Por lo tanto, si se querían dar pasos para en ese sentido, debía ser con la aprobación de la mayoría de los miembros del máximo órgano directivo del PCUS. Además, el hijo de Lavrenti Beria, Sergo, aclaraba (en su libro Beria, my father. Inside Stalin´s Kremlin, 1999) que Viacheslav Molotov, quien era ministro de Asuntos Exteriores, estaba de acuerdo en recuperar dicha relación, al igual que otros camaradas. Por aquel entonces, la Kominform ya había reconocido sus errores respecto a Yugoslavia, no por casualidad, y los contactos que aún mantenía Molotov en el país aseguraban que el régimen también estaba dispuesto a retractarse sobre ciertos asuntos relaciones. Por lo tanto, estamos viendo que los planes de reconciliación no se limitaban a las aspiraciones personales de Beria.

      La principal prueba sobre la que se basan dichas afirmaciones es una carta personal (citada en el texto publicado por GAR kolektiboa). En la carta, dirigida al número tres de Yugoslavia, Aleksandar ''Leka'' Ranković, Beria se disculpaba por el trato de Stalin con el mariscal Tito y abría las puertas a la recuperación de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Dicha carta nunca fue enviada. De hecho, se supo de ella tras encontrarla en uno de los registros de los archivos de Beria tras su arresto el 26 de junio de 1953, que no es mas que otro dato oficial, pues no hay duda de su asesinato (la falsedad de la versión de su arresto, y por tanto consiguiente juicio secreto y ejecución oficial, llega a insultar la inteligencia humana pues en su ficha policial no constaban sus huellas dactilares). El documento resulta entonces, por el contexto presentado al principio, de dudosa veracidad. Sin embargo, la siguiente declaración de Sergo Beria acepta la existencia de la carta, aunque no concreta si fue su padre quien la escribió o no: El texto de la carta para Ranković, que fue atribuida a mi padre, había recibido la aprobación de Molotov (Beria, my father...). Pero tampoco debemos tomar a Sergo Beria como una fuente totalmente fidedigna, pues no escapa a ser presa de los rumores de la época.

      Tenemos que recordar que el montaje de Jruschov acusaba a Beria de ser un ''agente del imperialismo''. Una prueba de esta rídicula acusación, justificación de lo injustificable, fue dicha carta, un documento personal que no llegó a ser enviado y que salió a la luz para justificar la caída de un dirigente marxista-leninista, y dicho sea, preparada por un revisionista. En mi humilde opinión, el contexto en el que aparece dicha carta es suficiente prueba de su falsedad, o al menos, de la autoría de Beria. De hecho, no es la primera vez que surge una falsificación así (recordemos el anexo de una carta-dictado de Lenin de 1923, en el que éste criticaba fuertemente a Stalin y de hecho pedía su destitución como Secretario General, en beneficio de Trotski*). También cabe aclarar que otra de las pruebas de la acusación de traición de Beria, fue la autoría de los planes de reunificación de Alemania, planes que había empezado a considerarse desde 1952, aún en vida de Stalin. Esta es una de las claves principales de la estrategia empozoñadora de Jruschov contra sus enemigos: adjudicar una autoría absoluta sobre determinados hechos históricos de los que manipula su lectura.

      En conclusión, no puedo (un servidor al menos) asegurar hasta que punto se desarrolló en Moscú la idea de restablecer relaciones diplomáticas con la Yugoslavia del revisionista Josip Broz Tito. Pero el papel de Beria en ello se limita como a el de cualquier otro miembro del Buró Político. La exaltación de su protagonismo en el mismo, ayudada por la falsa autoría de la carta personal dirigida al dirigente yugoslavo Ranković, forma parte de las inumerables calumnias con las que Nikita Jruschov edificó su ascenso al poder y la destrucción del socialismo en la Unión Soviética.

Ekaitz Zabalza Gaztelu

 
*Sobre este tema, el capítulo El ''testamento de Lenin'' de Jruschov y la disgregación de la URSS (Mijail Kilev, 1997) resulta muy revelador.

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