Por último, hablaré de Mdivani. Permítaseme decir unas palabras sobre este asunto, que ya tiene harto a todo el Congreso.
Mdivani ha hablado de vacilaciones en el Comité Central; según él, hoy se decide la unión de los esfuerzos económicos de las tres repúblicas de la Transcaucasia, mañana se toma la decisión de que estas repúblicas se unan en una federación y pasado mañana se adopta la tercera decisión de que todas las repúblicas soviéticas se unan en la Unión de Repúblicas. Mdivani llama a eso vacilaciones del Comité Central. ¿Es eso cierto? No, camaradas, aquí no hay vacilaciones, aquí hay un sistema. Las repúblicas independientes comienzan a acercarse sobre la base económica. Ese paso fue dado ya en 1921. Cuando se comprueba que la experiencia del acercamiento de las repúblicas surte buenos resultados, se da el paso siguiente: la unión en la federación. Sobre todo, en un lugar como la Transcaucasia, donde sin un órgano especial de paz nacional no se puede salir adelante. Sabéis que la Transcaucasia es el país, donde tuvieron lugar las matanzas tártaro-armenias bajo el zar y la guerra bajo los mussavatistas, los dashnakes y los mencheviques. Para poner fin a esas peleas, es necesario un órgano de paz nacional, es decir, una autoridad suprema que pueda decir su palabradecisiva. La constitución de semejante órgano de paz nacional, sin que participen representantes de la nación georgiana, es absolutamente imposible. Por tanto, varios meses después de la unión de los esfuerzos económicos, se da el siguiente paso, la federación de las repúblicas, y un año después, otro paso más como etapa final en el camino de la unión de las repúblicas: la creación de la Unión de Repúblicas. ¿Dónde están las vacilaciones? Es el sistema de nuestra política nacional. Sencillamente, Mdivani no ha captado la esencia de nuestra política nacional, aunque se considera viejo bolchevique.
Mdivani ha hecho una serie de preguntas, insinuando que las cuestiones más importantes relacionadas con el aspecto nacional del asunto de la Transcaucasia, especialmente en Georgia, han sido resueltas, bien por el Comité Central bien por personas aisladas. El problema fundamental en la Transcaucasia es el de la federación de la Transcaucasia. Permitidme que lea un pequeño documento que se refiere a la historia de la directiva del Comité Central del P.C. de Rusia sobre la Federación Transcaucásica.
El 28 de noviembre de 1921, el camarada Lenin me envía su proyecto de proposición para crear la federación de repúblicas transcaucásicas. En él se dice:
“1) reconocer que la federación de las repúblicas transcaucasícas es absolutamente justa por principio y que debe ser realizada indudablemente, pero que su inmediata puesta en práctica es prematura, es decir, exige varias semanas para su discusión, propaganda y aplicación desde abajo;
2) Proponer a los comités centrales de Georgia, de Armenia y del Azerbaidzhán que pongan en práctica esta decisión”.
Le escribo al camarada Lenin y le propongo que no se precipite esta cuestión, que se aguarde, que se de cierto plazo a los dirigentes locales para realizar la federación. En mi carta le digo:
“Camarada Lenin: No tengo objeciones que hacer a su resolución si acepta la siguiente enmienda: en lugar de las palabras: "exige varias semanas para su discusión", decir en el punto 1: “exige cierto plazo para su discusión",
dejando el resto como está en su resolución. El problema es que no se puede “realizar” la federación en Georgia “desde abajo” según el “método soviético” en “varias semanas”, pues en Georgia están comenzando a organizarse los Soviets y no se han terminado de organizar todavía. Hace un mes no existían en absoluto, y es inconcebible convocar allí un congreso de los Soviets en “varias semanas”; ahora bien, la Federación Transcaucásica sin Georgia sería una federación sobre el papel. Creo que harán falta dos o tres meses para que la idea de la federación triunfe en las vastas masas de Georgia. Stalin”.
El camarada Lenin me responde: “Acepto esta enmienda".
Dos días después, esta proposición es aprobada por los votos de Lenin, Trotski, Kámenev, Mólotov y Stalin. Zinóviev está ausente y lo sustituye Mólotov. Como veis, el Buró Político aprobó por unanimidad esta resolución a fines de 1921. Desde entonces arranca la lucha del grupo de comunistas georgianos, encabezado por Mdivani, contra la directiva del Comité Central sobre la federación. Vosotros veis, camaradas, que las cosas no son como las ha descrito aquí Mdivani. Yo presento este documento contra las indecorosas insinuaciones que ha vertido aquí Mdivani.
La segunda cuestión: ¿Cómo se explica, en rigor, el hecho de que un grupo de camaradas, encabezado por Mdivani, haya sido retirado por el Comité Central?, ¿cuál ha sido el motivo? Aquí hay dos motivos fundamentales y, al mismo tiempo, formales. Estoy obligado a decirlo, ya que se han hecho reproches al Comité Central y, en particular, a mí.
El primer motivo es que el grupo de Mdívani no tiene influencia en su Partido Comunista Georgiano, que lo rechaza el propio Partido Comunista de Georgia. Este partido ha tenido dos congresos: el primero a comienzos de 1922 y el segundo a comienzos de 1923. En ambos congresos, el grupo de Mdivani, con su idea de negar la federación, ha encontrado la enérgica repulsa de su propio partido. En el primer Congreso, me parece que de 122 votos reunió algo así como unos 18; en el segundo Congreso, de 144 votos obtuvo unos 20; Mdivani no ha sido elegido en ninguna ocasión para el Comité Central, su posición ha sido rechazada sistemáticamente. La primera vez, a comienzos de 1922, en el Comité Central, nosotros presionamos sobre el Partido Comunista de Georgia y, contra la voluntad del Partido Comunista de Georgia, hicimos que fueran admitidos los viejos camaradas (indudablemente, Mdivani es un viejo camarada, y Majaradze también), creyendo que ambos grupos, la mayoría y la minoría, se entenderían en el trabajo. Mas en el intervalo entre el primer Congreso y el segundo hubo una serie de conferencias urbanas y nacionales georgianas, en las que siempre el grupo de Mdivani recibía duros golpes de su partido, y, finalmente, en el último Congreso, Mdivani a duras penas reunió 18 votos de 140.
La Federación Transcaucásica es una organización que no sólo afecta a Georgia, sino a toda la Transcaucasia. Corrientemente, después del Congreso del Partido de Georgia se reúne el Congreso de toda la Transcaucasia. Allí observamos el mismo cuadro. En el último Congreso de toda la Transcaucasia, de 244 votos creo que Mdivani reunió con dificultad unos diez. Tales, son los hechos. ¿Qué debía hacer el Comité Central del Partido ante esa situación si el Partido, si la propia organización georgiana no traga al grupo de Mdivani? Yo entiendo nuestra política en la cuestión nacional como una política de concesiones a los nativos y a los prejuicios nacionales. Esa política es, indudablemente, justa. Pero ¿se puede forzar continuamente la voluntad del Partido, en cuyo marco tiene que trabajar el grupo de Mdívaní? Yo creo que no. Al contrario, en la medida de lo posible, hay que coordinar nuestros actos con la voluntad del Partido de Georgia. Así ha obrado el Comité Central, retirando a algunos miembros de este grupo.
El segundo motivo que ha impulsado al Comité Central a retirar a ciertos camaradas de este grupo consiste en que infringían a cada paso las disposiciones del Comité Central del Partido Comunista de Rusia. He expuesto ya los antecedentes de la disposición sobre la federación; he dicho también que sin ese organismo no es posible la paz nacional, que en la Transcaucasia sólo el Poder Soviético, creando la federación, ha conseguido que se estableciera la paz nacional. Por eso hemos considerado en el Comité Central que esta disposición era absolutamente obligatoria. En cambio, ¿qué vemos? El grupo de Mdivani no acata esta disposición; más aún, la combate. Eso ha sido comprobado, tanto por la comisión del camarada Dzerzhinski como por la comisión de Kámenev y Kúibishev.
Incluso ahora, después de la decisión del Pleno de marzo sobre Georgia, Mdívani prosigue la lucha contra la federación. ¿Qué es, eso sino burlarse de las decisiones del Comité Central?
Tales son las circunstancias que han obligado al Comité Central del Partido a retirar a Mílivani.
Mdivani presenta la cosa como si no obstante haber sido retirado, hubiera vencido. No sé a qué llamar entonces derrota. Por cierto ya se sabe que Don Quijote, de bienaventurada memoria, también se creyó vencedor cuando lo descalabraron los molinos de viento. Me parece que a ciertos camaradas, que trabajan en determinada zona del territorio soviético llamada Georgia, algo les falla en la azotea.
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