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jueves, 29 de diciembre de 2011

La función del Partido Comunista en la Revolución Proletaria (segunda y última parte)

tomado de Historia Bolchevique (http://www.historiabolchevique.blogspot.com/)


Parte 2

La necesidad de un partido político del proletariado desaparece solamente con la eliminación completa de las clases.


Reproducimos en esta edición una segunda parte de las “Tesis sobre la función del Partido Comunista en la Revolución Proletaria”, documento aprobado en el II Congreso de la Internacional Comunista (julio de 1920). Como advertimos en la edición anterior la versión íntegra la pueden encontrar en nuestra página web: www.pcmle.org/EM
• El Partido Comunista es necesario a la clase obrera no sólo antes y durante la conquista del poder, sino también después de que el poder haya pasado a las manos de la clase obrera. La historia del Partido Comunista ruso, que desde hace tres años detenta el poder en un país inmenso, nos muestra que la función del Partido Comunista, lejos de disminuir después de la conquista del poder, ha crecido considerablemente.
• En el momento de la conquista del poder por parte del proletariado, su partido sigue constituyendo sin embargo, como antes, sólo una parte de la clase trabajadora. Pero es justamente esa parte de la clase proletaria que ha organizado la victoria. En el curso de dos decenios como en Rusia, y por toda una serie de años, como en Alemania, el Partido Comunista, en su lucha no sólo contra la burguesía sino también contra aquellos "socialistas" que son en realidad los agentes de la burguesía entre los proletarios, ha acogido en sus filas a los militantes más enérgicos, más lúcidos, más adelantados de la clase trabajadora. Sólo la existencia de tal organización compacta de la mejor parte de la clase obrera permitirá superar todas las dificultades que el Partido Comunista deberá salvar después de su victoria. La organización de un nuevo ejército proletario - el Ejército Rojo - la abolición efectiva del mecanismo estatal burgués y la creación de los primeros fundamentos del aparato estatal proletario, la lucha contra las tendencias corporativas de algunos grupos proletarios, la lucha contra el "localpatriotismo", la apertura de vías nuevas en la creación de una nueva disciplina del trabajo - en todos estos campos la palabra decisiva toca al Partido Comunista, cuyos miembros guían con su ejemplo viviente a las capas más extensas de la clase obrera.
• La necesidad de un partido político del proletariado desaparece solamente con la eliminación completa de las clases. Es posible que, en la marcha hacia la victoria definitiva del comunismo, la importancia de las tres formas fundamentales de la organización proletaria contemporánea (partido, soviets, sindicatos de industria) se modifique, y que un único tipo de organización obrera se cristalice poco a poco. Pero el Partido Comunista no se disolverá completamente en la clase obrera sino cuando el comunismo deje de ser el objetivo de la lucha, cuando la clase trabajadora, toda entera, se haya vuelto comunista.
• La Internacional Comunista piensa que sobre todo en la época de la dictadura del proletariado, el Partido Comunista debe estar construido sobre la base de una inquebrantable centralización proletaria. Para dirigir eficazmente a la clase obrera en la larga y áspera guerra civil que habrá estallado, el Partido Comunista debe establecer también en sus filas una disciplina severa, militar. La experiencia del Partido Comunista ruso, que durante tres años ha guiado con éxito a la clase obrera en la guerra civil, ha mostrado que sin la disciplina más fuerte, sin una centralización completa, sin una plena confianza de camarada de todas las organizaciones del partido en el centro dirigente del partido mismo, la victoria de los trabajadores es imposible.
• El Partido Comunista debe basarse sobre el principio del centralismo democrático. La elegibilidad de los órganos superiores del Partido por parte de los inferiores, el carácter absolutamente obligatorio de todas las directivas de los órganos superiores para con los inferiores, y la existencia de un fuerte centro del partido, cuya autoridad, en el intervalo entre los Congresos del mismo, no puede ser contestada por nadie: éstos son los principios esenciales de la centralización democrática.
• La piedra angular de cada trabajo organizador del Partido Comunista debe ser la creación de núcleos comunistas dondequiera se encuentren proletarios y semiproletarios, aunque su número sea reducido. En cada soviet, en cada sindicato, en cada cooperativa, en cada taller, en cada comité de inquilinos, en cada institución en que aun solamente tres personas apoyen al comunismo, debe ser organizado inmediatamente un núcleo comunista. Sólo la compacidad de la organización comunista da a la vanguardia de la clase obrera la posibilidad de arrastrar tras de sí a la clase trabajadora entera. Todos los grupos comunistas que trabajan en organizaciones apartidarias deben estar absolutamente subordinados al partido en su conjunto, cualquiera sea su acción, legal o ilegal, en un momento particular. Los núcleos comunistas deben ser coordinados de manera rigurosamente jerárquica, según un sistema lo más preciso posible.

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