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viernes, 9 de diciembre de 2011

El antistalinismo de Mao, por J. Sotomayor Pérez (segunda y última parte)

Capítulo de ''Stalin y Mao Zedong, el otro revisionista'', de José Sotomayor Pérez:

EL ANTISTALINISMO DE MAO

(segunda parte)
Es necesario hacer estas referencias históricas, para demostrar que en sus «Diez Grandes Relaciones», Mao, calumnia a Stalin  cuando dice que  en el período de la Guerra de Liberación le «prohibió  hacer la revolución», y otras mentiras semejantes, desmentidas categóricamente por Wang Ming, con citas textuales que ponen a luz la línea  oportunista pro yanqui de Mao. Es necesario que se conozca que, inmediatamente después de la derrota del Ejército Japonés por el Ejército Soviético en la Segunda Guerra Mundial, todo el armamento  capturado a los japoneses y el propio armamento del  Ejército Rojo triunfante, fue entregado a los comunistas chinos, con el fin de que organizaran y equiparan su Ejército de Liberación.
El acercamiento permanente de Mao a EE.UU., durante todo el desarrollo de la revolución china, a la par que su  hostilidad a la Internacional Comunista y su sordo encono contra Stalin,  constituyen la línea general seguida por el PCCh, desde la Conferencia de Tsunyi,  realizada el año de 1935. Fue una línea  que no reflejaba los intereses del proletariado chino, sino de la burguesía nacional. En su obra «Acerca de la Nueva Democracia», Mao hace la defensa de esta clase, al oponerse a la  transformación de la revolución china en revolución socialista, con argumentos  realmente deleznables, como  los siguientes:
-  La burguesía nacional tiene un carácter dual y participa en la revolución;
-  Existe el imperialismo;
-  En China existe el imperialismo y no se ha desarrollado el capitalismo.
En su obra titulada «Sobre el Tratamiento Correcto de las Contradicciones en el Seno del Pueblo», Mao dice:
«En nuestro país, la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional  hace parte de las contradicciones en el seno del pueblo. La lucha de clases entre la clase obrera y la burguesía nacional es, en general, una lucha de clases en las filas del pueblo, porque la burguesía nacional de china tiene doble carácter. En el período de la revolución democrático burguesa, ella tenía en su carácter tanto un lado revolucionario como otro conciliador. En el período de la revolución socialista, al tiempo que explota a la clase obrera obteniendo ganancias, apoya a la Constitución y se muestra dispuesta a aceptar la transformación socialista». (43)
Con semejante fundamentación filosófica  del rol de la burguesía nacional china, era imposible que la revolución china, bajo la dirección de Mao Zedong, marchara en forma ininterrumpida de la etapa democrático burguesa a la etapa socialista. Considerar que  el socialismo puede construirse con una burguesía que sigue explotando a los obreros, porque es una burguesía china, dispuesta a aceptar voluntariamente el socialismo, es una verdadera aberración. Así lo ha demostrado la experiencia histórica. La China capitalista actual es, en última instancia, producto de  esta claudicante teoría de Mao.
El líder chino no quiso tener en cuenta la experiencia soviética, Su estrecho nacionalismo le hizo ver en Stalin un dogmático y metafísico, que utilizaba métodos «rígidos», refiriéndose a la lucha  ideológico política que el gran sucesor de Lenin tuvo que librar, en el largo proceso de edificación del socialismo. En la Unión Soviética, también surgió la teoría sobre una burguesía con capacidad para integrarse al socialismo. Sobre esta cuestión Stalin dice:
«Pero ¿qué significa llevar a cabo la edificación del socialismo, si expresamos esta fórmula en un lenguaje concreto de clase? Llevar a cabo la edificación del socialismo en la URSS significa vencer en el curso de la lucha, con nuestras propias fuerzas, a nuestra burguesía, a la burguesía soviética. El problema se reduce, por tanto, a saber si el proletariado de la URSS es capaz de vencer a la burguesía propia, a la burguesía soviética. Por eso, cuando se pregunta si es posible llevar a cabo la edificación del socialismo en la URSS, con ello se quiere decir: ¿es capaz el proletariado de la URSS de vencer  con sus propias fuerzas a la burguesía de la URSS? Así  y sólo así se plantea la cuestión cuando se trata de resolver el problema de la edificación del socialismo en nuestro país». (44)
En el proceso de industrialización, los comunistas soviéticos realizaron verdaderas proezas, cuyo resultado fue calificado de «milagro económico». Hay que recordar  que a fines de 1932, el producto industrial bruto había más que doblado con relación al de 1928. Los años 30 la producción industrial conoció una expansión gigantesca. En el decenio que va de 1927 a 1937  la producción industrial en bruto aumentó de 18,300 millones  de rublos a  95,500 millones, la producción de acero subió de 3 millones de toneladas métricas, a 14,5; el carbón de 35.4 millones de metros cúbicos a 128; la potencia eléctrica de 5,1 miles de millones kilovatios-hora a 36,2; las máquinas herramientas de 2,098 unidades a 36,120. Esta acelerada industrialización, causó admiración al mundo entero y muchos observadores burgueses dijeron que estas realizaciones «causaban vértigo». Y todo esto se hizo en una URSS férreamente cercada por las potencias imperialistas.
Mao Zedong y sus seguidores  conocían este «milagro», pero empeñados tercamente en seguir su propio curso, acompañados de su aliada la burguesía nacional china, terminaron lanzando la consigna de Bujarin: ¡enriqueceos! Así, el maoísmo, trajo al mundo a la actual multimillonaria burguesía china. 
En  el proceso de la  edificación del socialismo en la URSS, la burguesía soviética fue  vencida. Es claro que si Stalin y los bolcheviques,  hubieran  pensado como Mao, en la existencia de  una burguesía soviética  que al mismo tiempo que explotaba obreros  podía integrarse al socialismo, aceptando y contribuyendo a su edificación, jamás hubiera triunfado el socialismo  en la Unión Soviética. Fue la derrota contundente de las clases explotadoras, la que permitió la edificación completa del socialismo en la   Unión Soviética de Lenin y Stalin. Después de 1953, año de la muerte de Stalin, la contrarrevolución  revisionista  tardó  tres años para usurpar el poder del Partido y del Estado y dar comienzo al desmontaje del socialismo en la URSS y las democracias populares de la Europa oriental, excepto Yugoeslavia, que es un caso aparte, pues nunca fue socialista.
La defensa de la experiencia Yugoeslava, por Mao Zedong, no es casual; tampoco es casual que Stalin haya visto, desde un  principio, que  la revolución en China podía degenerar en posiciones iguales a las de Yugoeslavia.  Mao, siempre consideró  errónea la posición de Stalin frente a las desviaciones trotskistas de Tito. Defendiendo a este elemento ajeno al marxismo leninismo, Mao dijo:
«Es comprensible que los camaradas yugoeslavos guarden un resentimiento particular contra los errores de Stalin. En el pasado hicieron valiosos esfuerzos por mantenerse, en condiciones difíciles, fieles al socialismo, sus experiencias en la administración democrática de las empresas económicas y otras organizaciones sociales también han atraído la atención». (45)
Surge la pregunta ¿Cuáles fueron los errores de Stalin con relación a Tito y Yugoeslavia? Ningún marxista leninista consecuente puede negar validez y oportunidad a las observaciones que Stalin hizo a los comunistas yugoeslavos en su Carta del 4 de mayo de 1948, entre las cuales  tienen gran importancia las siguientes:
«No es casual que los dirigentes  del Partido Comunista Yugoslavo estén eludiendo la cuestión de la lucha de clases y la represión de los elementos capitalistas en las aldeas. Lo que es más, en los discursos de los dirigentes yugoeslavos no se menciona la cuestión de la diferencia de clases en las aldeas; se considera al campesinado como un todo orgánico, y el partido no analiza sus fuerzas en un esfuerzo por superar las dificultades que nacen del aumento de los elementos explotadores de las aldeas».
«Ello significa que  el PCY está siendo adormecido por la teoría oportunista decadente de la integración pacífica de los elementos capitalistas en el socialismo, tomada de Berstein, Vollmar y Bujarin». (46)
Resulta claro que la defensa  de «los camaradas yugoeslavos» por Mao, no es casual. Se  trata de posiciones politico-ideológicas iguales frente a la burguesía, y su integración pacífica en el socialismo. Sin embargo, para el líder chino, no admitir semejante integración, constituye «metafísica» y «dogmatismo».

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